M.I.A. ha dicho que Adele siguió su «pauta» para triunfar en la industria de la música, allá por 2008, y «no la de Beyoncé», en un curioso mensaje publicado en X. Además, Maya ha señalado que, si Adele negara esta afirmación, sería «una racista y una mentirosa».
El mensaje de M.I.A. contesta a un vídeo conspiranoico sobre Beyoncé que señala a Knowles por presuntamente «cargarse» a varias rivales de la industria que no agradecieron sus triunfos a la intérprete de ‘Halo’, como Amy Winehouse o Aaliyah. Adele, que aparece en el mismo vídeo dando las gracias a Beyoncé mientras recoge su Grammy a Álbum del año, supuestamente se salva. Un vídeo absurdo que no merece más atención.
Sin embargo, M.I.A. ha aprovechado el viral del vídeo para afirmar que Adele no tiene nada que agradecer a Beyoncé, pero sí a ella.
La autora de ‘Kala‘ (2007) sube una captura de la bio de Adele en Wikipedia que explica cómo llega Adele a ser fichada por XL Recordings y a trabajar con su actual mánager, Jonathan Dickins, y aclara lo que, según ella, realmente ocurrió. «Adele firmó con mi agente en XL Recordings. Yo presenté a Jonathan (Dickins) al sello, y él se convirtió en el mánager de Adele gracias a M.I.A. Adele firmó con XL Recordings porque ellos me ficharon a mí primero».
M.I.A. continúa: «Entonces, Adele vino a trabajar a Estados Unidos porque XL Recordings se estaba haciendo un nombre gracias a mí. A todos los sellos en Estados Unidos les encantaba XL porque en 2008 M.I.A. era lo más y se hizo mainstream. Si Adele niega esto, entonces es una racista y una mentirosa. (Adele) debería dar las gracias a Dios, porque es gracias a Dios que yo tuve la capacidad de romper barreras en 2004. Porque (los sellos) eran racistas y manipuladores antes y lo siguen siendo ahora. Sí, Adele puede que quisiera ser Beyoncé, pero siguió mi pauta para triunfar en la industria, no la de Beyoncé. Esto es un hecho».
A continuación, M.I.A. comparte una última observación: «En la época, la mayoría de chicas o se acostaban con Diplo o encontraban a mi equipo». Y concluye: «Beyoncé no dejaba entrar a nadie».