Música

Kim Deal / Nobody Loves You More

‘Nobody Loves You More’ es el disco de debut en solitario de Kim Deal. Se lo ha tomado con calma: algunas de estas canciones fueron ya publicadas en 2013 (‘Are You Mine?’) y 2014 (‘Wish I Was’). El plazo transcurrido no es por capricho. Kim se pasó estos años cuidando de su familia: sus padres y sus tíos, que fallecieron entre 2019 y 2020. De hecho, ‘Are You Mine?’ está dedicada a su madre, que sufrió Alzheimer durante 18 años. Pero aquí no hay pena. No esperéis un ‘Carrie and Lowell’ y sí un buen y muy vital disco de Kim Deal.

Todo este tiempo también ha servido para que Deal haya compuesto el suficiente número de grandes canciones. Todas las composiciones son suyas, y se ha rodeado de un buen puñado de colaboradores, entre otros, su hermana Kelley, antiguos compañeros en Breeders como Jim Macpherson, Fay Milton de Savages y… Steve Albini. La mayoría de los temas los grabó en su estudio, Electrical Audio en Chicago. Y aunque él no sea el productor (aquí la tarea también la lleva a cabo Kim), su sello a la hora de grabar se nota en el sonido: es naturalista, tan crudo como cálido, casi escuchas el crujir de las paredes de madera. Es un hermoso homenaje indirecto el que rinde Deal a su amigo a través del sonido del álbum.

‘Nobody Loves You More’ a ratos suena a disco perdido de los 90, más cerca paradójicamente de Pavement que de los Pixies, a ratos tiene una vocación de canción clásica americana, lo que choca (para bien) con el clásico cancionero de Deal. La maravillosa voz rasposa de duende de Kim domina todo. Eso y su capacidad de componer grandes canciones pop. La apertura es sorprendente: ‘Nobody Loves You More

’, la canción, parece que se la haya robado a Angel Olsen, tan torch, tan llena de arreglos de cuerda y vientos, pacificados por la voz poco amiga de las alharacas de Deal. El puente a base de metales es puro gozo big-band. Y está fabricada con cola de impacto: una sola escucha y ya no te puedes sacar su estribillo de la cabeza. ‘Coast’ se arranca también con trompetas, tan pizpireta como una soleada mañana de sábado.

Como para recordarnos de dónde viene, Kim aparece con el sincopado y muy pegadizo ritmo marcial de ‘Crystal Breath’, uno de esos temas que cruzan el post punk y el pop alternativo, con unas líneas de bajo y batería machaconas y ultra-pegadizas: en 1997 hubiera sido un pepinazo en la sala grande del A Saco. ‘Are You Mine?’ es una hermosa balada tipo años 50 con toques hawaianos. Rompe el corazón con sus versos dedicados a su madre: “Are you mine? Are you my baby? I have no time for nothing but love” (“¿Eres mía? ¿Eres mi niña? No tengo tiempo para nada, excepto para el amor”).

La Kim más familiar asoma definitivamente a partir de ‘Disobedience’, la quinta canción, un gran tema de rock alternativo, oscilando entre la furia y la tersura, con los estupendos coros de Kelley. Y como para dejar bien claro que Kim es una de las madres del invento, en ‘Big Ben Beat’ levanta una buena tormenta sónica, bien distorsionada, con una batería absolutamente descollante y unas guitarras con bien de saturación.

La placidez pop se recupera en la muy Bacharach ‘Summerland’, una preciosidad que lleva a Deal a los terrenos del musical, aunque el cierre nos devuelve a los 90 con ‘A Good Time Pushed’, el equilibrio perfecto entre la Kim que pega y acaricia, sus melodías agridulces, las subidas, las bajadas, la intensidad, la contradicción entre la melancolía que marca la línea de bajo y la fuerza que muestran las baterías y las guitarras. Todas esas cosas que amamos en Kim Deal y que se le siguen dando tan bien, no como a otros. Sí, te estoy mirando a ti, Frank Black.

Los comentarios de Disqus están cargando....
Share
Publicado por
Sebas E. Alonso
Tags: kim deal