Música

Tarta Relena molan, canten del derecho o del revés

El viaje al Auditori para asistir al concierto de Tarta Relena parece un peregrinaje. El público acude en grupos, y la calle Lepanto se eleva ligeramente a metros de alcanzar la entrada del recinto, como si fuera una iglesia. Tan poco acostumbrado estoy a ir al Auditori que cualquier cosa que se salga de la Sala Apolo me parece la más seria del mundo. Y, sin embargo, tomarse la música de Tarta Relena -y cualquier música, realmente, o cualquier cosa- demasiado en serio solo puede ser un error. Porque la propuesta de Helena Ros y Marta Torrellas no es obtusa. Puede que canten en latín, ladino o griego, puede que sus canciones se basen en melodías mediterráneas antiquísimas, puede que sus composiciones surjan de la Academia, con la A en mayúscula, pero siguen despertando emociones en los oyentes, los mismos que abarrotan el Auditori una noche de jueves cualquiera.

El concierto de ‘És pregunta’, tercer disco de Tarta Relena, tiene algo de solemne y épico, casi sacro, porque sus armonías vocales también tienen mucho de eso. Y, sin embargo, Ros y Torrellas saben aliviar la tensión del ambiente de varias maneras a lo largo del recital, quizá haciéndose un favor a sí mismas, también, pues en el Auditori el silencio es sepulcral hasta que el público rompe en aplausos.

Como riéndose de que algunas de sus letras no se entienden porque están escritas en idiomas muertos, Tarta Relena cantan una misma canción en ‘És pregunta’ del derecho y del revés. En una de sus varias charlas al público, Tarta Relena celebran que con ‘Tamarindo’ y ‘Odniramat’ les salieron “dos canciones por el precio de una”. Para presentarlas, se graban a sí mismas en el momento recitando una frase del revés y reproduciéndola después del derecho. Parece Anderson de ‘Twin Peaks’ resucitado. El efecto es incómodo -los acentos no corresponden, por ejemplo- pero divertido a su vez.

Otras letras de Tarta Relena de hecho son graciosas, como la de ‘Mano décima’, sobre un personaje llamado “Juan el Romano” que “perdió la mano” y que “no estaba muy sano”. Pero la música de Tarta Relena se crece, sobre todo, en su unión de tradición y modernidad, de cancionero medieval y electrónica. Sus armonías -una es soprano, otra contralto- conviven con samples de instrumentos reales -guitarras, percusiones- y sonidos del agua del mar, y sus beats juguetones y contundentes gustarían a Björk, cuya canción ‘Lionsong’ (2015) el dúo de Barcelona ha adaptado a su repertorio, en la canción ‘Figues‘.

Tarta Relena juegan con las diferentes facetas de su propuesta desde el principio. Aparecen en el Auditori no desde el escenario, sino atravesando el paso de butacas, en fila, una detrás de la otra, una tocando una campanilla, la otra sujetando un espejo. Una vestida de rojo, otra de azul eléctrico, ambas parecen venir del futuro para contarnos historias del pasado. Una desde la izquierda, la otra desde la derecha, suben a la tarima y empiezan a tejer armonías mientras tocan un arpegio de sintetizador de sonido cósmico. Queda claro que la música de Tarta Relena atraviesa el tiempo.

A lo largo del concierto, Helena y Marta tocan instrumentos sampleados, como -aparentemente- una guitarra acústica, reproducen sonidos del mar o samplean sus propios loops vocales. Utilizan teclados y baterías electrónicas diseñadas con formas irregulares: parecen rocas o minerales. La segunda canción del setlist abre con sonidos de lluvia y truenos y el repertorio alterna melodías solemnes y otras alegres y vivaces, como la ‘Si veriash a la rana’, el single de presentación de ‘És pregunta’. El dinámico juego de voces, luces y contundentes percusiones electrónicas crea un pequeño espectáculo audiovisual que hace olvidar de repente la preciosa arquitectura del recinto en el que el público se encuentra.

Es este juego de voces y luces que produce el mejor momento del concierto: Tarta Relena cantan ‘Crit premonitori’ y ponen a todo el Auditori en un estado de hipnosis repitiendo sus frases sin parar durante minutos, a modo de mantra. Mientras, la luz roja de los focos se intensifica y el escenario se va progresivamente llenando de humo. La combinación de voces, luces y humo crea un paisaje de ensueño: cuando la canción acaba de manera abrupta, el público despierta del letargo casi sin esperarlo.

May Zirkus

Una brutal descarga eléctrica va interrumpiendo, en diversos puntos, la calma de la canción final, ‘Las Alamedas’, una adaptación de Federico García Lorca que, además, incorpora percusiones de inspiración flamenca, como flamencas son muchas de las interpretaciones vocales de las catalanas. Tarta Relena juega con la sonoridad de un sintagma como “las alamedas” -que sonaría bien al oído aunque no significara nada- y crea un momento de poesía solo para romperlo con una dosis de épica. Este dinamismo se encuentra en el ADN de la música de Tarta Relena, siempre dispuesta a la mutación.

Tarta Relena explica que ‘És pregunta’ tiene que ver con la incertidumbre ante el futuro. Una incertidumbre que compartimos todos, de ahí que un espejo situado en el escenario se coloque de cara al público para reflejarlo. «Os tenemos muy presentes» es una frase que sale de la boca del dúo, que acaba el recital haciendo desfilar a todo su equipo en el escenario. El público vuelve a romper en aplausos… antes de encontrarse con el silencio de nuevo, a la salida del recinto.

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Publicado por
Jordi Bardají
Tags: tarta relena