Precedida de un considerable hype, Movistar+ ha estrenado recientemente la serie ‘Celeste’, sobre una cantante latina investigada por fraude fiscal en España. Para nada está inspirada en el paso de Shakira por nuestro país -se os va la olla-, aunque es cierto que ya el cartel de la serie revela que esto va más bien de Carmen Machi, que no, no es «Celeste», la cantante latina, aunque a veces parezca desearlo.
El juego del gato y el ratón ha inspirado infinidad de ficciones, desde ‘El Correcaminos’ a ‘Killing Eve’. ‘Celeste’ va en esa línea, y Carmen Machi interpreta a la «cazadora», una inspectora de Hacienda viuda y a punto de jubilarse. Este caso que acepta en última instancia ha de ser la guinda de toda su carrera, tras haber perdido uno similar y mastodóntico contra un futbolista multimillonario. El personaje de Machi, Sara Santano, claro, nunca pudo superar aquello.
Hay ocasiones en que la serie de Diego San José (8 Apellidos Vascos, Vota Juan…) lo intenta demasiado fuerte. Se ha subido a Youtube alguna de las canciones que la actriz que interpreta a Celeste (Andrea Bayardo) canta en la serie. No adivinaréis a quién suena, por ejemplo, ‘Demasiado para ti‘. No es ningún hit en el mundo real, como tampoco la faceta más dramática de la serie, algo reminiscente de ‘La mujer sin piano‘. En ese sentido, ni la trama del pasado del esposo fallecido de Machi, ni su perro, son imprescindibles.
Si ‘Celeste’ es un pequeño hallazgo es por su mezcla entre thriller y comedia. El delito de Celeste no es haber matado a nadie sino, supuestamente, haber timado a las arcas públicas. Carmen Machi trata de demostrar que esta cantante sí ha vivido 184 días de un año en España y por tanto hubo de pagar sus impuestos en nuestro país. La puesta en escena con ese calendario anual lleno de post-its, que ni ‘True Crime’, la banda sonora y la estructura de la serie apuntan al «thriller», lo cual resulta bastante cómico.
Cualquiera que haya tenido algún problema con el fisco -una multa por no rellenar una estúpida casilla, los cientos de veces que tuviste que pagar impuestos sin haber cobrado las facturas pertinentes- encontrará tan familiares como intimidantes las rutinas del personaje de Carmen Machi. De solo un vistazo a unos papeles, sabe quién, cómo y cuánto está defraudando. «Esto lo podemos hacer de dos formas: de la manera larga, o de la manera corta» es su amenaza cada vez que visita un negocio nuevo en busca de pruebas, mientras al encargado le tiemblan las piernas, y el espectador no sabe en cuál de los dos bandos posicionarse.
Porque es odioso pagar impuestos cuando apenas tienes beneficios (que no es el caso de Celeste), pero en general en España asumimos que el presupuesto para la sanidad y la educación (o ahora mismo para los perjudicados por la dana) ha de salir de algún lado, es que esta serie resulta tan extrañamente atractiva. Al menos para autónomos y empresarios que hayan desarrollado algo parecido a un Síndrome de Estocolmo con este ministerio.
Por algunas obviedades en el guión, tamaño «Hacienda somos todos», y lo anticlimático de los encuentros entre las protagonistas (nadie quiere conocer a su inspector de Hacienda, es mejor que cada uno siga su camino), no es que estemos ante la mejor serie nacional del año, pero sí ante una de las más originales.