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‘Querer’: los interrogantes tras los silencios

Miren es una mujer bilbaína que lleva décadas casada con su marido Íñigo, con el que tiene dos hijos, Aitor y Jon. Un buen día, abandona el domicilio conyugal, pide el divorcio y denuncia a su marido por violación continuada, iniciándose un proceso que “romperá” esa familia… aunque quizás esa familia siempre estuvo rota.

Tras alzarse con el Goya a mejor dirección novel por la maravillosa ‘Cinco lobitos’, el siguiente paso de Alauda Ruiz de Azúa vino en forma de encargo para Netflix, la comedia romántica ‘Eres tú’, en cuyo guión ni siquiera intervino. Por eso, su segundo paso “de verdad” y ante el que realmente había expectación era ‘Querer’, serie para Movistar+ que puede verse completa desde hace unas semanas, y que en esta ocasión sí escribe, junto a Júlia de Paz y Eduard Sola.

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‘Querer’ comienza con esa decisión de Miren, y explora el proceso judicial y personal que se desata a partir de ahí, sobre todo desde el punto de vista de ella, pero también del de unos hijos que no saben qué opción es más aterradora: creer que su madre miente, o que dice la verdad.

Ruiz de Azúa vuelve a demostrar su buena mano para la dirección en una serie que juega desde su título con los dos significados que puede tener ese verbo, y que nos plantea un doble interrogante: qué es “querer” de verdad hacer algo, y qué es “querer” de verdad a alguien. ‘Querer’ aborda los interrogantes que puede haber en un silencio, y cómo éste puede tomarse por afirmación cuando no lo es. Íñigo supone que su mujer le quiere en lugar de reflexionar sobre qué hay detrás de sus silencios, e Íñigo supone que su mujer quiere en lugar de reflexionar sobre qué hay detrás de sus silencios (o de negativas que pasan a ser silencios para no complicar las cosas). Frente a eso, ese acertadísimo momento en el último episodio en el que Miren lee lo que hay tras el silencio de Aitor, lo que quiere decirle pero no sabe cómo, o si ya es tarde.

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Nagore Aranburu está magnífica en un rol que, como decimos, se centra en los silencios, pero también es de alabar el trabajo de Miguel Berneardeu, que calla alguna que otra boca dando vida al personaje más cuidado después de su protagonista. A más distancia están el siempre solvente Pedro Casablanc, Iván Pellicer y, sobre todo, Loreto Mauleón, los tres lastrados por una construcción de personaje bastante más de brocha gorda, algo que también está presente a ratos en el guión, y que lastra lo que por lo demás es un relato bastante sobrio. Quizás demasiado.

Porque además parece haber un aura impostada, una intención constante de querer (jé) ser una serie “seria”. La sensación es parecida a muchos otros directores de cine que se meten a hacer una serie con la intención de demostrar que “una buena serie es como el cine”, y donde al final el resultado es, sí, una buena serie, probablemente impecable a nivel técnico, pero a la que le falta algo. ‘Querer’ es «más una película larga que una serie», esa etiqueta condescendiente que para alguna gente es algo positivo. Esto no quita que, como decimos, contenga grandes momentos, y sea otro interesante paso en la carrera de Ruiz de Azúa, pero sí la aleja (en mi opinión) de lo alto del pódium nacional de este año, teniendo obras como ‘Nos vemos en otra vida’, ‘Los años nuevos’, ‘Las abogadas’ o ‘Las largas sombras’.

Miren es una mujer bilbaína que lleva décadas casada con su marido Íñigo, con el que tiene dos hijos, Aitor y Jon. Un buen día, abandona el domicilio conyugal, pide el divorcio y denuncia a su marido por violación continuada, iniciándose un proceso que...'Querer': los interrogantes tras los silencios