Música

La romería de Rodrigo Cuevas es política, emocionante y divertidísima

Tocar en el Movistar Arena, o sea, en el WiZink Center, quiero decir, en el Palacio de los Deportes, se ha convertido en un reto para los artistas que hace muy pocos años no lo eran. Este sábado fue el turno de Rodrigo Cuevas como parte del ciclo Inverfest, que con su último disco ‘Manual de Romería’ está acariciando un estatus ya de superestrella. En algún momento entre su paso por ‘Lo de Évole’ y su colaboración con Rozalén se ha popularizado tanto que sus seguidores ya no caben en recintos para 2.000 personas. Es verdad que Cuevas no abrió todos los graderíos, también lo es que agotó estas 8.000 entradas hace semanas. El boca a boca le va a seguir funcionando porque lo que se vio este sábado fue muy fuerte. Un gran show en lo técnico, con una veintena de personas sobre el escenario entre músicos y bailarines, por no hablar de sus dotes como “performer”. Rodrigo no dejó que, a lo largo de 2 horas y cuarto de concierto (!), el ritmo decayera ni un solo instante. Ni un solo tema en el que no pasara algo.

El activismo político cumple un papel fundamental en todo ese entretenimiento. El artista repartió para la derecha política, ya en los primeros minutos de show, apelando a la “gente manilarga que le gusta usurpar las libertades de los demás». También cargó contra los “criptofascistas”. Bromeó sobre su desastroso primer concierto en Madrid, cuando tropezó y se cayó “panza arriba” con su acordeón y todo, cuando además estaba actuando para tan solo “7 personas” en el Fulanita de Tal. Se metió con las bodas por la iglesia de nuestros amigos heterosexuales, amenazando con aparecerse en ellas para “destrozarlas”. “Yo tengo amigos heteros… ¡pero que lo sean en su casa! Todo el día morreando en películas…”, exclamó entre las carcajadas del respetable.

Rodrigo Cuevas también reveló que “irán al infierno” todos los que hacen “gender reveal”, los que buscan en Pinterest la estética de su boda o los que se prueban ropa en sus barrios pero luego se la compran por internet. No sé si el artista podrá ganarse la vida en El Club de la Comedia. Muchos de sus chistes solo funcionan en el contexto de un concierto, pero acostumbrados a artistas que ya ni saludan, que van de duros por pura pose o por aparentar que son más artistas de lo que son, la naturalidad de Rodrigo Cuevas es un valor. “Actitud” y “carisma” son dos palabras que se le quedan muy cortas.

Manu Pasik / Movistar Arena

Y tampoco pasemos por alto su bonita voz, que lució emocionante en este repertorio que revisita la canción tradicional de España y Asturias. No faltaron hits como ‘Más animal’ y ‘Allá arribita’ nada más empezar, ni luego ‘Valse’, ‘Casares’ o ‘El día que nací yo’. Los cuatro músicos, aupados en cuatro plataformas que simulaban un concurso televisivo, como comentó con sorna Rodrigo, estuvieron siempre a la altura y perfectamente ecualizados. Ya no recuerdo el día en que se suponía que este recinto sonaba mal.

No faltaron las colaboraciones con Rozalén en ‘Te quiero porque te quiero’ y una más sorprendente con Víctor Manuel en ‘La Romería’. También se montó un strip-tease colectivo mientras sonaba ‘You can leave your hat on’, el tema de Joe Cocker popularizado en ‘9 semanas y media’. Y salió una pareja a bailar un chotis porque Rodrigo Cuevas siempre incorpora algún baile regional o cante popular del lugar en el que actúa. Pero si te estás preguntando cómo pudo alargarse el concierto más de dos horas, ahí tuvieron mucho que ver Zahara y Martín Perarnau IV, que aparecieron tanto al final del set como en los bises para lanzar una rave desde los platos. Y ahí aquello ya sí que fue una fiesta. Era visible que de ninguna manera Rodrigo Cuevas quería abandonar el escenario.

El único mal recuerdo que pudo quedar a Rodrigo Cuevas de la noche de este sábado, aparte de ese momento amargo en que echó a una persona por generar mal rollo en el foso, fue el de ese momento en que le falló el micrófono durante un “speech”. Pero hasta ahí le acompañó la gente entonando un tema a capella. El público se lo bailó todo, a destacar ‘Como ye?’ -la mejor coreografiada- y el improbable twerking de ‘Xiringüelu’; y se emocionó con las proyecciones de ‘Rambalín’, con la historia de su asesinato. Pocas veces termina todo el graderío de un recinto tan grande, en pie y eso es lo que ocurrió al término de este concierto. 9,5.

Manu Pasik / Movistar Arena

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Publicado por
Sebas E. Alonso