Música

Alizzz, ya casi fenómeno fan

En el puesto de merchandising de Alizzz se anuncian, en este orden, los siguientes objetos: bufandas a 18 euros, mecheros a 6 euros, petacas a 14 euros, camisetas a 25 euros, llaveros a 8 euros, tazas a 14 euros, portamonedas a 9 euros, totes a 18 euros, gorras a 25 euros, abridores a 6 euros y vinilos a 28 euros. Todo menos la caja especial con cassettes y fotos de ‘Tiene que haber algo más‘, que ya vale 170 euros en Discogs.

Uno está tentado de titular la crónica de la presentación de ‘Conducción temeraria‘ en La Riviera algo así como «Alizzz, el fenómeno fan». El público que ha agotado entradas hace semanas canturrea canciones como ‘Ya no vales’ -entre las viejas- y ‘En tu casa o en la mía’ -entre las nuevas- como si hubieran sido hits en las listas. Pero tal titular distorsionaría lo que tuvo lugar anoche en la sala madrileña ante 2.000 personas: en verdad un concierto de pop-rock independiente, con hasta 7 músicos -si la visibilidad reducida de una esquina no me traicionó-, en el que las guitarras rugieron y la sección rítmica acompañó, con las letras fundamentales de Alizzz situadas en primerísimo plano, muy bien ecualizadas.

Detengámonos un momento en petacas, mecheros y encendedores. A la espera de que lleguen los condones, acaso los consoladores, estos objetos nos recuerdan que las canciones de Alizzz triunfan sobre todo por sus altibajos, por lo que tienen de bajón y de subidón. La empalmada feliz de ‘Amanecer’ es uno de los momentos más coreados. También el tormento, la resaca, de ‘Ya no siento nada’. Las letras de Cristian Quirante hablan muchísimo de tabaco, de alcohol y de sustancias, y ahora que sabemos que la generación Z bebe menos, volvemos a asociar la música en solitario del artista a los 90, a diferencia de la que produce o escribe para otros. Son rabiosas las guitarras en ‘Despertar’, con una María Arnal exultante, única invitada de la noche, poco después del cumpleaños de ambos (hubo tarta y «sing along»). Y también las de ‘Mirando al techo’, tan Strokes, con su estribillo «me cago en todo».

El «highlight» más inesperado llega cuando el autor de ‘Que pasa nen‘, cuyo segundo apellido es Catalán (tal cual), pregunta si hay «compatriotas» por allí. Muy poca gente responde. Y de repente, cuando menciona el Baix Llobregat, la gente enloquece. En un entorno supuestamente hostil, en supuesto territorio Comanche, en medio de una batalla política a estos oídos inaguantable ya, dos mil madrileños empiezan a gritar, como si allí estuvieran BTS, que «Rosalía i Estopa són del Baix Llobregat», que «alcaldessa si us plau» nosécuántos y que nosequién puede «menjarme la polla».

De largo lo más divertido de un show animado por pequeñas proyecciones, un tímido concepto lynchiano (‘Carretera perdida’ fue la canción que abrió, y al final se pinchó el clásico ‘Blue Velvet’) y los agradecimientos de Alizzz tipo «¡Madrid, sois los mejores!». Eso sí, confundió la Sala But con la Sala Cool, y no renunció, como había anunciado, a interpretar ‘Antes de morirme’, de la que es co-autor.

‘Sexo en la playa’, en cambio, fue sacrificada. ¿Demasiado EDM? Nadie la echó en falta, entre tanto hit. Sexo, de todas formas, ya rezumaba el ambiente de esta noche de jueves en la que volaban los minis de cerveza a 11 euros. «Qué guapo es», me dijo una amiga. Y luego otra, igual. El fenómeno fan, de nuevo. Alizzz, ya como objeto de deseo. Aunque hay algo todavía más sexy que él mismo: el modo en que el eterno «loser» noventero, el que era fan de Nirvana, el que se veía en ‘Historias del Kronen’, aquel que tanto sufría, que nadie quería, que llora que llora por los rincones… parte ahora los corazones. Hablo del artista y también del público. Puro placer, en una sala repleta de buenas vibras. 8.

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Publicado por
Sebas E. Alonso
Tags: alizzz