Música

Zahara: «En Madrid he encontrado todo, pero la ciudad me ha echado»

Zahara publica este viernes 21 de febrero ‘Lento ternura’, el que ha de pelear por no ser visto como «el disco después de ‘PUTA'». El mejor disco de 2021 para nuestra redaccción, efectivamente por encima de ‘El Madrileño’, fue un álbum de denuncia del heteropatriarcado, con una producción abrumadora por momentos, aunque no tanto como los abusos del mismo. Sin single claro, aunque con reflexiones interesantes, ‘Lento ternura’ no termina de ser un contraste para aquel álbum y Zahara, que lo ha compuesto y producido prácticamente en solitario, nos explica por qué. Aun habiendo encontrado el amor y el éxito, o incluso quizá por ello, la cantante lanza preguntas sin respuesta al aire, en torno a su crisis de identidad.

Zahara firma discos hoy jueves en Barcelona (La Botiga) y mañana viernes en Madrid (Marilians). El formato físico de ‘Lento ternura’, como siempre, está cuidado al detalle. La gira de festivales, disponible en su web, incluye como segunda parada un concierto en SanSan, festival del que JENESAISPOP es medio oficial. Será en Benicàssim esta Semana Santa.

El primer single de este disco está marcado por tu residencia en el campo. ¿Es el caso de todo el álbum?
No, pero está muy relacionado. Yo vivo en Madrid y empiezo a agobiarme con el tipo de vida que ofrece: la prisa, la gente, la violencia, la contaminación, la precariedad… Me tengo que cambiar de casa porque ya no puedo pagar mi piso. Cuando terminé ‘Puta’, empecé a hacer canciones amables del amor, de la amistad, pero también pensé: «Me quiero ir de aquí. Yo no puedo seguir en esta ciudad. Me está aniquilando y ahora mismo lo que no quiero es más violencia». Cuando descubro esta casa alejada de todo, siento que tengo un sitio donde me puedo permitir vivir de otra manera. Es mentira que he huido de Madrid, porque estoy en Madrid la mitad del tiempo, tengo un hijo en Madrid en custodia compartida, él está feliz en su colegio y no le quiero cambiar unilateralmente su vida… pero en esa huida me doy cuenta de que lo que busco tampoco está en la casa del pueblo. «Está dentro de ti» parece una frase de Jorge Bucay, pero me digo: «Tía, lo estás haciendo otra vez ¿Te das cuenta de que tu vida es esto? Que te va algo mal y no lo atraviesas, sino que das un rodeo». Gracias a que no abandono del todo Madrid, me doy cuenta de que es donde tengo que aprender a estar en paz conmigo misma y quererme. Porque quererme en el campo ya te digo yo que es fácil. Ahí quieres hasta a las ranas que te cruzas…

¿Qué te pasa con Madrid?
No con Madrid, con las ciudades. Las amaba y han sido mi gran desencanto amoroso. Yo viví en Úbeda, que es una ciudad de 48.000 habitantes, aunque para mí es un pueblo. Y los sueños estaban fuera. La vida no estaba en Úbeda. Cuando vivía en Granada o en Barcelona, parecía que todo pasaba en Madrid, que en Madrid iba a encontrar todo: el amor, mi trabajo, mi banda, mi profesión… Y es verdad que he encontrado todo eso, pero la ciudad me ha echado. Mi propia ciudad, donde he tenido a mi hijo, donde he montado mi empresa y donde he sido feliz, me está mandando a la mierda. No puedo pagar la casa en la que vivía. No poder pasear por tu ciudad me parece asfixiante, la contaminación es asquerosa, salir y no fijarte en nada, la prisa, no querer mirar nada porque todo es horrible… El otro día cuando canté en el Teatro Real, después de actuar nos dimos un paseo por esa zona, yendo hacia La Latina, caminando, no había nadie y pensé «¡Jo, este es el Madrid que me gusta!». Me encantaría eso, pero yo soy una turista en Madrid ahora mismo…

¿De esta decepción es que el disco suena tan oscuro?
Es oscurísimo. Por mucho que quiera tener una voluntad amable en mi vida, me vertebra siempre esta oscuridad. Lo puedo compensar con las letras, pero hasta en la propia letra hay siempre un giro súper amargo. Al empezar a escribir las letras, tenía muy claro el concepto de ‘Lento ternura’, pero algo se me rebelaba todo el rato. En la presentación del título del disco hablo de mala baba, de mis pensamientos, es una manera de advertir: «lo que te vas a encontrar no es amable». Es un pop turbio porque es lo que yo sé hacer. Y es esta dualidad en la que vivo y lo que me gusta. Cuando Martí entra en la ecuación para mezclar y me ayuda en la parte de arreglos de algunas canciones, me dice: «Tía, es que tus sonidos todos son graves, son bajos, luego está tu voz, algún elemento por aquí, pero no tienes nada en el espectro agudo»… No es un disco ambicioso en un sentido comercial. Es un disco ambicioso en un sentido personal, de descubrimiento, de «después de ‘Puta’ ¿quién soy?». Porque ya estoy muy manoseada. Entonces, necesito estar sola. Te amo mucho, Martí, pero quiero ver dónde estoy, qué me nace y por qué en el fondo veo que estoy en el mismo sitio.

¿Tú crees que este disco tiene algo para no ser solamente el disco que sale después de ‘Puta’?
Yo creo que sí. Creo que no habría existido sin ‘Puta’: es consecuencia directa. Pero es un disco muy reflexivo, plantea cosas que por sí solas tienen bastante valor. Y creo que están algunas de mis mejores canciones.

¿Cuáles?
No digo comerciales, ¿eh?, pero ‘Quien dijo’ me parece una de mis mejores canciones, me encanta la melodía, lo simple, lo sencillo, la armonía, la producción. Son las canciones de las que más orgullosa me siento en la vida. ‘La violencia’ es de mis canciones favoritas. Es rarísima, pero con ‘La ternura’, digo: «Hala, qué guay haber metido la corrida al lado del cocido de mi abuela» (risas).

Esas son la que más me han gustado, ¿pero por qué no querías hacer singles?
No, no, no es que no quiera, es que no…

¿No te preocupa?
No.

Son rarísimos todos los singles. Todos.
Para mí este disco se entiende en su totalidad. En ‘Puta’, ‘Merichane’ estaba clarísimo que era el single, y el primero. ‘Berlín U5’ era el temazo. Aquí no hay eso. Está ‘Nuestro amor’, ‘¿Era toda la vida?’ que podría ser el single o podría no serlo… Ninguna tiene las características que a día de hoy tiene un single. Para mí el disco es un todo. Estaba la opción de no sacar un single, pero me dije: «no puedes ser imperialista de los demás y decirles cómo tienen que escuchar los discos, y además, cariña, tienes un sello independiente». A día de hoy es complicadísimo mover un disco sin ningún tipo de apoyo de una major, y encima no sacar adelantos. Al final, como ninguna me funciona como single, lo que decido es sacar lo que me apetece, literalmente.

Con _juno ya decías lo mismo…
No, con _juno tenía claro que el single era ‘Aniquilación’, el temazo. De hecho yo siempre digo que es el temazo más temazo que he hecho en mi vida. Con Martí, pero el temazo más grande. La cuestión no era si yo quería mostrar un temazo, sino si _juno era libre del sistema. Como Zahara soy libre creando, pero luego mi empresa no es libre. Mi empresa, la empresa Zahara, es completamente consciente de su situación y de su realidad y ahí juego mis cartas. Como no había ninguna canción que dijera «esta la escuchas y conectas» escogí «Yo solo quería…» parar presentar mi casa, la dualidad del disco. Me parece una canción preciosa y tiene muchas cosas que hay en el disco. Con ‘Tus Michis’ me apetecía mostrar la canción de mi amiga: era una declaración de intenciones mostrar una canción de amistad que es de lo que va el disco. Con ‘Quién dijo’ queríamos enseñar ese lado más melódico de la deconstrucción del amor romántico… Y ‘Demasiadas canciones’ era para que se viera que Zahara sigue cabreada con la vida y que era divertida. Pero si hubiese elegido las canciones que más me gustan, habría empezado con ‘La violencia’, quizá ‘La ternura’, quizá luego incluso «El pueblo».

Son las que más remueven…
El disco lo van a escuchar mis fans y la gente que me conoce. Y van a llegar a esas. Y creo que va a ser muy bonito para ellos llegar ahí.

¿La Zahara empresaria no te empuja y te dice: «Haz un single»?
No, Guille (Guerrero) me empuja: el socio de la Zahara empresaria. Me dijo: «Tía, venga, tienes que hacer un ‘Berlin U5′». Y hubo un momento que pensé: «Vale, y sé cómo lo voy a hacer.» Pero al final fue: «no, tío, no quiero, es que no estoy ahí». Es que cuando hice ‘Berlín U5’ no quería hacer un single. Yo quería hacer una canción que cuando escucharas ‘Puta’ no te quisieras tirar por un puente: yo necesitaba esa canción. Yo no necesito un single en este disco artísticamente. Nunca voy a comprometer mis creencias creativas con las del marketing.

«Yo no necesito un single en este disco artísticamente. Nunca voy a comprometer mis creencias creativas con las del marketing»

¿Y cómo ibas a hacer a hacer el single?
No te lo cuento, que a lo mejor lo hago, ¿eh? Para la edición deluxe… (risas) A lo mejor está ahí y nadie lo sabía. Ni siquiera yo (risas)

¿La que dice Guille que tenía que ser el single, según has puesto en Instagram, ¿era ¡Control + Z’? Que por cierto, viene de que tus amigos te llaman Zeta…
Se refería a ‘¿Era esto la vida?’. ‘Control Z’ salió cuando el disco estaba compuesto y producido, y le dije a Martí: «Venga, vamos a reír. Vamos a hacer ya tú y yo, «viejos tiempos»». Habla de no estar en los lugares, de no enterarte ni de tus propias vacaciones porque estás pensando en otra cosa. «Control Z»: deshacer lo que estás haciendo para volver a hacerlo.

‘¿Era esto la vida?’ muestra una gran decepción. En todo el disco hay una crisis existencial, que entiendo por dónde puede ir. ¿Es una especie de crisis de mediana edad?
Es un disco de crisis… Yo creo que sí que es un disco, vamos a decir, «generacional». Sí que va más con un momento vital que se suele dar en torno a la cuarentena. Ya estás un poco cansada de hacer las cosas por los demás, las quieres hacer por ti, pero no sabes cómo. Y creo que es una cuarentena de ahora: los 40 de mi madre no fueron así, porque vivió otras cosas, y los 40 de la generación Z, no quiero saber lo que va a ser… Qué curiosidad, se lo preguntaré a mi hijo, si estoy viva. ‘Puta’ vertebraba a todas las generaciones porque de lo que hablaba era algo que está en todas las generaciones: el sistema heteropatriarcal y sus violencias, y eso afecta no solo a mujeres, sino también a hombres, colectivos, minorías… Ahí había una conexión muchísimo más universal. Este creo que tiene esa dificultad: narrativamente no cuenta cosas, sino que plantea preguntas, que yo no respondo, porque no hay ninguna respuesta. «¿Qué es la vida?». Continuamente quiero saberlo, estoy en un momento en el que se supone que debería ya saberlo. Me dicen: «Después de lo que ha pasado con ‘Puta’ que guau… Todo lo que compartiste y qué valiente». Y yo no soy valiente. ¡No soy nada de eso! ¿Yo qué coño sé? ¡Si es que no lo sé!

«‘Puta’ vertebraba a todas las generaciones. Este disco no cuenta cosas, sino que plante preguntas sin respuesta»

¿Eres feliz?
Soy muy feliz, la verdad.

¿Segura?
Sí. Lo que pasa es que mi felicidad siempre está teñida de algo. Pero no porque crea que sea atractivo glamourizar las desgracias, sino porque creo que no puedo vivir ajena a mis desgracias, a mis violencias. Yo quiero ser feliz todo el rato, y cuando acepto que no puedo ser feliz todo el rato, es cuando empiezo a darme cuenta de que igual sí que lo soy. Me cuesta mucho relajarme por todo lo que me persigue de mi herencia vital, desde que soy niña. También el peso de ‘Puta’ ha sido muy heavy. Lo viví de manera súper intensa, pasó un año de hablar de ello, las giras y seguía hablando de ello. Me he dado cuenta de que he vivido un momento de disociación total: estoy contándolo como si le hubiese pasado a otra. Ahora he hecho ‘Nuestro amor’, que creo que tiene de las frases más bonitas que he escrito nunca y son sencillísimas. «Nuestro amor no es eterno, es diario, es el amigo que siempre está despierto». Esta canción me hace súper feliz, pero a la par, sentir eso implica todas las veces que me he engañado queriendo llegar a un sitio en una relación.

¿Por eso le has puesto un fondo industrial como horrible? Quiero decir que no es preciosista…
¡Para mí era Nicolas Jarr! Chill, como mántrica, como estar tirado en una jaima con alfombras en el suelo. Pero luego llega la rave y te vienes arriba, y luego se vuelve chill otra vez.

¿Cómo te gustaría que fuera tu vida en cinco años?
Qué buena pregunta. ¿Tú lo sabes?

Me acabo de comprar una casa, más me vale que sea dentro de ella.
(risas) Claro, yo estaba pensando en eso… Te voy a ser súper honesta. ¿Cómo me gustaría? Con el suficiente dinero para tener más gente en mi empresa, que puedan trabajar menos y mejor, y más tranquilas. Poder tener el show que me imagino, y no estar teniendo reuniones con la persona que gestiona mi dinero diciéndome: «Zahara, no puedes llevar esta cámara porque te cuesta el show mil euros más y entonces no vas a ganar dinero». Tener dinero para arreglar las pequeñas cosas de mi casa porque como es tu casa, cuando fallan las cosas, son tuyas. El muro que se cae es tuyo. Ojalá que dentro de tres o cuatro años, algo de lo que hago me dé el dinero suficiente para no tener que estar tan puto estresada pensando en él.

Pues escribe ese single….
Voy a intentar hacer el single. Pero qué horror, ¿no? ¿Hacer música para ganar dinero?

Que lo cante otra persona…
Sí, eso sí, voy a intentarlo. No sé si sabría. Yo no puedo componer pensando en el dinero porque entonces, o haría unas canciones distintas o no haría ninguna. Estaría todo el rato condicionada y con miedo, pensando «esto no y esto no». Creo que no llegaría a hacer nada. Es que de verdad, en el momento de crear, yo siento una libertad, que no es prisionera de la Zahara que luego sueña con tener dinero. Yo cuando hago música soy feliz.

Háblame del humor en el disco, que está en la misma portada. Es un sitio asqueroso, un policín, pero pretende ser divertida, ¿no?
Para mí es muy divertida. Para mí tiene humor, cosa que echaba de menos. En ‘Ramona’ había humor, aunque tú decías que no. Pero aquí hay humor en el que de verdad yo estoy riendo. Cuando hago ‘Demasiadas canciones’, río a carcajadas. Cuando estaba haciendo esta portada, reía. Cuando estaba con la portada de ‘Puta’, lloraba.

Y ‘Tus Michis’ tiene humor, aunque no sé si la música me transmite esa diversión…
Es lo que me sale, supongo. La música que yo escucho no es divertida. Por ejemplo, 070 Shake. Su último disco es de las cosas que más me puto flipan del mundo. El disco, de principio a fin, me parece una genialidad. Y cuanto más oscura se pone y más cerda, mejor. Me la puedo poner 18 veces y decir «Te aplaudo con el coño, tía». Pero claro, no es divertida…

Háblame de la producción del disco. Lo has hecho en líneas generales tú sola, creo que es la primera vez. Del disco anterior, me encantó la producción de ‘flotante’. ¿De cuál estás más orgullosa esta vez?
‘La violencia’ me gusta mucho. Y la ternura. ‘La ternura’ la construyo con un beat de reguetón. Quiero ponerme reguetonera y juego a ser reguetonera desde mi aproximación de persona que escucha reguetón a partir de los 35 (risas). Entonces, imagínate. ¿Qué ha calado del reguetón en mí? Eso. Que también parece divertido, porque la gente que hace reguetón escucha reguetón desde que tiene 6 años. Escuché mucho reguetón con Cora Novoa, hice el beat, pero me parecía que no llegaba a ningún sitio porque no era ni reguetón ni spoken word reggaetonero. Entonces quité el beat y dije: «¡Guau! ¡Guau!». Me acordé de cuando Rosalía dijo que no tenía miedo a grabar una orquesta y quitar la orquesta. Muchas veces los discos son prisioneros de que vas a un estudio, te has pagado una cosa y como la has pagado, la usas. Pensé: «Si Rosalía no tiene miedo, yo no tengo miedo a quitarlo». Y lo quité y descubrí que la canción se transformaba en una cosa claustrofóbica, emocionante y con esas cuerdas del inicio, que yo quería hacer un bolero… De hecho, me imaginaba a Rodrigo Cuevas cantando «La ternura, la ternura…» Luego vuelve el beat y se vuelve también más cuadrada la letra, más realidad, más urbana. Y pensé: «Jo, qué guay, me siento súper orgullosa». También porque supongo que es lo más alejado de mí y donde mejor me lo pasé.

«Me tiraba 5 horas enroscada produciendo y no me daba ni cuenta. Ha sido la vez más «focus» de mi vida, de concentrarme, no tener el móvil y estar haciendo lo que más me gusta del mundo»

Ya sabes que soy mucho más fan tuyo que de Martí, pero me pregunto si, viviendo juntos, ha sido natural sacarle de la producción del disco anterior, respecto a este.
Ha sido muy fácil, porque él es el primero que me apoya en todo. Y también para mí ha sido fácil porque empecé cuando estaba con la rave: ‘Formentera’, ‘Quién dijo’, ‘Nuestro amor’… Y tardaba la vida en conseguir cualquier cosa. Le dije a Martí: «Yo lo voy a hacer, no tengo prisa, estoy todavía de gira, tengo el año que viene, voy a darme unos meses y si en unos meses no lo consigo, pues te llamo». Y él también me animaba a que no le llamara, porque con él iba a ser muy fácil, porque con él es sencillísimo, hay una comunicación tan maravillosa… Pero eso también me parece un hándicap, porque digo: «No voy a descubrir nunca qué quiero hacer de verdad», porque cuando dices «Quiero un sinte que haga esto», lo tienes en tu cabeza pero no sabes cómo coño se hace, tienes que buscarlo. Esa búsqueda son muchas horas donde ya descubres que es el «ataque», qué es el «release». Y en ese aprendizaje he sido tan feliz…

En las primeras canciones tardé meses y en las últimas canciones, un día. Y Martí está emocionado: «Es que usas cosas que no se me habrían ocurrido». Porque yo, desde mi ignorancia, pongo un plugin que sirve para una cosa en otra que a mí me funciona. No hay normas, para eso se ha inventado un programa como el Ableton, para que tú juegues. Nos levantábamos juntos, él se bajaba al estudio de abajo, yo me quedaba en lo que llamamos la habitación de Noa, donde me monté un sinte, un ordenador… y ahí me ponía con mi micro. Esa libertad también me ha permitido hacer unas cosas que no me habría atrevido a hacer con él, porque a pesar de la confianza y la conexión, siempre hay algo. Estando sola, me grababa y hacía unas cosas de coros, de ideas melódicas, de arreglos que me cantaba con la voz, luego los sacaba para ver qué notas eran, luego lo tocaba con el bajo… Si a lo mejor hubiese tenido alguien mirando, habría querido hacerlo con el bajo bien, porque al final te sale el pavo real cuando alguien mira. Y el no tenerle mirando me ha llevado a sitios. Me tiraba 5 horas enroscada y no me daba ni cuenta. Ha sido la vez más «focus» de mi vida, de concentrarme, no tener el móvil y estar 6 horas solo haciendo música con la felicidad extrema de saber que eso es lo que más me gusta del mundo.

¿Qué canción ha sido la más lenta de hacer y la más rápida?
La más lenta, ‘Formentera’. Empezó con una guitarra que enseguida eliminé, la pasé a piano y entonces era muy guay porque era muy Lana del Rey, pero demasiado Lana del Rey. Entonces la volví a sacar con la guitarra. Luego la grabé con un melotrón y cambié el orden de los acordes para ya no hacer mi rueda. Le puse un beat africano, yo qué sé qué cosa le puse horrorosa, y la quité. Cuando empecé ‘Formentera’, decía el primer texto «y pienso en mis 37». La primera vez que yo la canto grabo «38» y acabo grabándola para el disco teniendo 40.

Esto le pasó a Adele también.
Y luego, la más rápida, ‘La violencia’. Tardé muchísimo en encontrar el sinte para esa expresividad, pero una vez tuve el sinte, me puse y estaba hecha en nada.

En esta canción yo creo que pesa un poco tu fama, tu «yo público». ¿Cómo te llevas con él? ¿Existe una persona que no es la Zahara que todos conocemos? ¿Queda algo?
No, no queda nada… Cuando vamos a unos Goya, ahí es muy guay ver la dimensión de las distintas personas públicas. Una Lola Índigo no puede ni bajar a desayunar a una cafetería y yo sí. Eso te da una perspectiva: «Hija, ¿estás tranquila? No eres «naide»… No le interesas a nadie, a no ser que crean que te estás metiendo con la Iglesia» (sonríe) Estar en contextos donde la mayoría de la gente es más importante que yo me gusta, porque pienso que puedo ir sin tacones y sin maquillarme, que a nadie le importa, porque yo no soy la Lola Índigo de ese día, o la Aitana de ese día. Pero luego, por otro lado, veo que comparto mi intimidad. Es decir, yo soy una persona que comparte las cosas y que no me las puedo guardar. Cada vez más soy yo misma públicamente y menos personaje para sentirme mejor conmigo. Lo que a mí me tenía un poco trastocada era que el personaje público fuera muy diferente de la Zahara que va a comprar… Entonces, me gusta más cuando la cara que va a comprar es la que te está haciendo la entrevista, aunque eso implique un grado más de intimidad y de complejidad emocional. Pero me siento más alineada con lo que soy. Aunque me ponga unas extensiones, y me maquille porque no deja de ser un show y es divertido, intento que el show cada vez sea más desde lo que soy y poder quitarme la peluca o la extensión, siendo la misma.

«La mayoría no va a ver lo que es este disco, porque en la portada estoy con unas bragas rosas y estoy monísima»

Cuando dices «nunca me conocerán» en un tema, ¿a qué te refieres?
La última canción es sobre esa cosa de cuando eres famosa en el pueblo. Mi frase favorita de esa canción es la de «tiene la misma cara de su madre». Mira, ahí va la cantante… Todo el mundo que ve esta entrevista, cree saber lo que soy. Y se parece mucho a lo que soy. Pero siempre hay algo, no que me lo guarde porque me lo quiera proteger, sino porque es imposible que conozcan y que vean todo. Sobre todo, porque, por mucho que yo lo contara todo, aun así no lo conocería, porque iría filtrado por lo que proyectan que soy, otra cosa que alguien le ha dicho, lo que siente, lo que le gusta o no mi música, lo guapa o fea que le parezca. Nunca va a ser un pensamiento real sobre lo que soy. Pero me lo están proyectando. Cuando voy por mi pueblo, me dicen: «Ay, te va muy bien, estás muy guapa, estás fantástica». Y yo pienso: «No te enteras de nada». De hecho, tú escuchas este disco y me dices: «¿Estás feliz? Porque es muy oscuro». Y eso me gusta. Porque veo que has visto algo en el disco. Has conectado con eso y sé que otras personas no lo van a ver. La mayoría no lo va a ver, porque en la portada estoy con unas bragas rosas y estoy monísima.

¿Qué le han parecido a tus padres estas canciones?
Les han gustado mucho, la verdad. Me dijeron que les habían parecido preciosas y que les sorprendía cómo podía seguir creando cosas nuevas. Y les resultaban muy distintas. La del «pueblo» se la envié en cuanto la compuse ahí con el piano y la voz. ‘La violencia’, ‘Nuestro amor’, «Yo solo quería…» A mi madre le gustó mucho ‘La ternura’. Da un poco más tranquilidad también, te digo, ¿eh? Hacer una entrevista sabiendo que voy a poder ir a mi casa sin tener que llamar a mi terapeuta (risas)

«Parecía que en Madrid iba a encontrar todo y es verdad, pero mi propia ciudad me ha echado»

¿Me quieres contar algo de la canción con Ximena Sariñana?
Por ahora solo está en el formato físico. Tardará unos meses en salir en digital. La compuse cuando estuve en México tocando la última vez, la llamé para ir a su casa a hacer una cosa que no suelo hacer, que es: «¿Podemos quedar, tomamos algo e intentamos hacer una canción?». Tenía mucha curiosidad con ella, me cayó muy bien cuando tocamos juntas en el Botánico. Es una persona increíble, y tiene un talento brutal. Me gusta mucho estar con ella. Le conté que estaba empezando un disco intentando hablar de la belleza, no de la belleza obvia, sino de lo bello de lo diferente. Y dije: «pues como México, ¿no?» Si piensas en belleza, a lo mejor no piensas en Ciudad de México, porque es el caos y hay muchísimo tráfico, es una ciudad enorme… Sin embargo, veo que hay árboles por todas partes, que pasan cosas, que giras una esquina y está toda llena de farolillos y hay gente majísima, feliz… Y me gusta eso. Ella cogió el piano, se puso a tocar y entonces hizo esta frase de «como una cara al revés, que solo tú la puedes ver», como en plan «belleza oculta» Y Martí se puso a escribir un texto, a mí no me salió nada. Yo dije la idea, les puse a trabajar y con el texto de Martí, que era chulísimo, empecé a darle ya mis vueltas y mis giros, y es una canción compuesta por los tres allí mismo, en esa mañana en su casa. Luego la terminé de producir en mi casa.

La gente que tampoco se espere un «featuring» comercial. Es una canción experimental…
Es rarísima: es la Zahara empresaria autoboicoteándose. Yo podía salir con Ximena que es una superartista en México, «voy a intentar hacer una canción súper comercial, la voy a sacar de adelanto». Y no, pero sinceramente creo que la canción dentro del disco es muy guay porque yo canto mucho en este disco… Es una de las cosas que he descubierto al autoproducirme. Casi siempre estoy cantando y dejo muy poco espacio para lo instrumental. Me resultó muy gracioso cuando terminé el disco y dije: «No calla, la tía, esta señora. Nadie la manda callar, no se calla…».Y entonces me parece muy amable para el oído escuchar la voz de Ximena con ese piano, que el piano es el que grabó en su casa con un móvil y que tenga esa verdad de ese momento. Se oyen los pájaros que se colaban por su casa. Y me parece muy guay, pero claramente es tan antihit que el bombo de la parte donde entro yo a cantar, va a la contra. Va como al revés de donde te esperas, todo el rato. Más que experimental es ya «el juego sobre el juego». Pero luego creo que dentro del disco funciona bien.

¿Qué salas harás?
La gira de salas va después de festivales. Cuando el disco sale en estas fechas, hacer una gira de salas justo conviviendo con festivales no funciona. Me lo ha dicho la gente con que trabajo. Entonces era o no hacer festivales este año y empezar con salas en verano, que no tenía mucho sentido. O hacer una apuesta diferente también, cosa que no había hecho nunca, que es presentar un disco en festivales. Y lo voy a hacer.

Sí, de hecho, nosotros estamos de medio oficial en SanSan en Benicássim en Semana Santa, y es la segunda fecha. ¿Qué puedes adelantar?
Cuando tú ibas a la rave, había más parte instrumental que canción, y aun así, el show tenía la fuerza suficiente para que dijeras «Vale, hostia, ¿qué está pasando aquí?» Mi intención con este es: «Yo te voy a enseñar el disco nuevo, no entero, pero bastante, y te voy a dar también muchas concesiones que sé que te van a gustar, más que nunca. Pero a la par hay una representación del disco nuevo bastante potente. Pero como no te lo conoces, voy a intentar que cuando lo veas y estés allí, da igual que no lo conozcas, que digas «no he escuchado este disco, pero qué guay lo que está pasando en el escenario»». Esa es mi intención. A ver si lo consigo…

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Publicado por
Sebas E. Alonso
Tags: zahara