La energía era electrizante anoche durante el concierto de Oklou en la Sala Apolo de Barcelona. Puede ser porque, como dice Charli xcx, la música de nicho está de moda. Y la de Oklou lleva popularizándose un lustro: es emocionante cuando pasas de escuchar ‘Galore‘ (2020) en bucle durante años en tu móvil u ordenador, recomendándolo a tus amigos; a hacerlo rodeado de fans que aman el disco igual que tú. Pone los pelos de punta cuando empieza a sonar ‘God’s Chariots’ y absolutamente todo el mundo canta eso de «I woke up in a heatwave, and everybody’s gone».
Algunos de los mejores momentos del show de presentación de ‘Choke Enough‘ (2025) en Barcelona produjeron grandes arranques de euforia, no solo los que vinieron acompañados de ritmos raveros como los de ‘Harvesy Sky’ -apoteósica- sino también los que se proyectaron en forma de balada: en el mundo de Oklou y sus fans, ‘Blade Bird’ es su propio ‘Wonderwall’.
Esa euforia contrastaba con lo que sucedía sobre las tablas. La escenografía, presidida por una cortina blanca sobre la que se proyectaban diferentes colores, mostraba un panorama de focos, lámparas, micrófonos y cables. Marylou Mayniel, visiblemente embarazada, y su músico, Florian, conocido como Detente, a la guitarra y teclados, tocaban la música como si estuvieran en su casa. El escenario, adaptado al estado físico de Oklou, permitía a la artista cantar sentada o estirada. Ella bromeaba con que el público nunca habrá visto a alguien «actuar tan despacio», pero supongo que nunca ha visto a Jamiroquai actuar después de una operación de espalda. Igualmente, Oklou posee un carisma especial que hace que nada importe, ni siquiera que falle el autotune, como ocurre en un momento del show.
Quizá ese carisma está relacionado con el hecho de que Oklou sabe muy bien lo que hace y se nota: ella es músico de conservatorio, durante el show toca una especie de flauta dulce, cuando no la guitarra acústica, y es una compositora de melodías absolutamente prodigiosa, además de una vocalista infravalorada. Cuando abandona el autotune y canta ‘the fish song’ de Underscores a la guitarra, con una calidez en la voz solo comparable a la de Hope Sandoval, corta la respiración. ¿Será este el camino del próximo álbum? Es la guinda del pastel que la guitarra emita una intensa luz desde su caja de resonancia, como si fuera mágica. Quizá lo es.
Sobre el escenario, Oklou transmite una seguridad absoluta. Otra cosa es que su propuesta artística se traslade óptimamente al directo. A veces sí y a veces no. Cuando sus canciones rompen en bases de house o UK garage, como en la celebrada ‘Take Me By the Hand‘, que no prescinde de la voz de Bladee, reproducida desde los altavoces; la sala puede venirse abajo. El eurodance de ‘Harvest Sky’ pisa fuerte en vivo. El público bota como loco. Sin embargo, no estoy seguro de que el elevado volumen de los instrumentos -a veces incurriendo en distorsiones poco bienvenidas- beneficien a las producciones más intimistas de Marylou, como ‘Family and Friends’ o ‘Endless’, tan prestas al consumo solitario.
Aún así, es fascinante la curiosidad con que Oklou aborda su obra, mezclando influencias de pop, R&B, música clásica y música medieval con texturas electrónicas futuristas y nebulosas. Su voz, un hilo digitalizado, suena curiosamente humano. Esa misma curiosidad lleva a Oklou a aparecer sobre el escenario armada con una linterna, iluminando la oscuridad del público como si acabara de cruzar un portal hacia otra dimensión y tratara de averiguar adónde ha llegado. Ella es una exploradora musical que se sumerge en aguas profundas en ‘thank you for recording’ -que abre el show- o la inédita ‘side’, o que lleva a la artista a transformar ‘fall’ en una pieza agresiva de la mano de A.G. Cook, cuando la versión original no podía sonar más arropadora.
Que los gritos de «y guapa, y guapa, y reina, y reina» llegaran al inicio del concierto de Oklou y no al final demuestra que el público venía predispuesto a disfrutar y a arropar a Oklou desde el principio. Está claro que ‘Choke Enough’ va a consolidar a esta artista y también que, de ninguna manera, ‘Galore’ puede ser considerado un EP (así lo llama Oklou durante el concierto) cuando se compone de 11 cortes y su culto es propio de un álbum debut propiamente dicho. Sobre todo, había ganas de un concierto íntimo de Oklou que reuniera a sus fans -que ya son miles- en una única sala, no frente al impersonal escenario de un festival.