Música

Circuit des Yeux / Halo on the Inside

La voz de Circuit des Yeux es de esas que se escuchan pocas veces. Dotada de un rango vocal de cuatro octavas, la estadounidense Haley Fohr suena a veces como Anohni, otras como Diamanda Galás y otras como Martin Gore. El sonido Depeche Mode empapa las canciones de su nuevo disco, ‘Halo on the Inside’, pero es su voz la que reclama toda la atención, incluso cuando no pronuncia palabra alguna.

‘Halo on the Inside’ es un disco sumido en la oscuridad. El universo gótico de Dead can Dance o Sisters of Mercy parece encontrarse en su punto de mira, de la misma manera que en ‘Halo on the Inside’ conviven sintetizadores, guitarras y un sentido macabro de la atmósfera y la narrativa.

Uno de los grandes hallazgos de ‘Halo on the Inside’ es ‘Skeleton Key’, que empieza como un himno a piano y cuerdas y se convierte en una balada con brillantina de los ochenta que podría haber firmado una Sade darks. En su tramo medio la voz desnuda de Fohr y su guitarra -como «desnuda» es la piel que busca en la letra- conducen hacia un tsunami doomgaze que pone los pelos de punta.

El repertorio de ‘Halo on the Inside’ también es el más inmediatamente accesible de la carrera de Circuit des Yeux. El disco se abre con dos pedazo de singles de synth-pop oscuro, ‘Megaloner’ y ‘Canopy of Eden’; uno más radiable, el otro más tribal, ambos estudian los estilos de Depeche Mode y de la banda sonora de peli de terror y los replican con nota. Eso sí, la voz de Fohr es inimitable. Y ojalá la segunda «rompiera la radio», como proclama su estribillo.

Llama la atención que ‘Halo on the Inside’ sea el disco revelación de esta artista que lleva más de 15 años en esto. El debut de Circuit des Yeux, escrito en un estilo de folk experimental, se remonta a 2008, y después álbumes aclamados como ‘In Plain Speach’ (2015) o ‘Reaching for Indigo’ (2021) han ido revelando un exquisito talento para los arreglos y la interpretación. Su último álbum, ‘-io’ (2020), era orquestal: participaba en él una docena de músicos. ‘Halo in the Inside’ es el quinto en total.

En ‘Halo on the Inside’, las canciones de Circuit des Yeux se hacen más accesibles a pesar de su inasible oscuridad: Fohr grabó el álbum durante ocho meses encerrada en un estudio sin ventanas instalado en el sótano de su casa, en Chicago. Noches enteras -literalmente, de 9 de la noche a 5 de la mañana, según su nota de prensa- buscando las reptantes atmósferas de ‘Anthem of Me’ o haciendo brillar su increíble voz en el precipicio que amenaza la música de ‘Cosmic Joke’.

A menudo los arreglos de guitarra y las melodías remiten a la obra de Ethel Cain, y la carrera de Circuit des Yeux también cuenta con su propia historia de ficción: Fohr tiene un proyecto paralelo, Jackie Lynn, cuya biografía ficticia asegura que Lynne nació en 1990 y que, antes de cumplir 20 años, conoció a un hombre llamado Tom Strong con el que emprendió un negocio de cocaína millonario. Bajo el alias de Jackie Lynn, Fohr ha publicado dos discos.

En ocasiones, las composiciones de Circuit des Yeux asemejan las de Ethel Cain en envergadura y épica, como ‘Cathexis’, aunque, en este caso, la sublime composición musical, sobro todo la melodía de teclado de su primera mitad, y la melodía de guitarra de la segunda, no se acompaña de una canción a su altura, pues la toma vocal prácticamente se compone de susurros y coros deliberadamente reproducidos del revés. La letra es ininteligible y la canción rehúye de estribillo.

Sin embargo, el talento de Circuit des Yeux no tiene límites. Por un lado, Fohr es capaz de crear paisajes sonoros tan arrebatadores como el de ‘Organ Bed’, un huracán de sintetizadores borrascosos y saxofones que ni siquiera parece grabado por una sola persona. Por otro lado, la artista sabe también entregar un banger de la talla de ‘Truth’, que ya debería sonar en toda discoteca gótica que se precie. Una frase como «la verdad es solo un invento de la mente» parece ya abocada al abismo: el abandono total a la noche es irresistible.

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Publicado por
Jordi Bardají