‘Night Life’ era una de las grandes canciones de ‘Night Work’, el discazo de Scissor Sisters que este 2025 cumple su 15º aniversario, y que ofrecía un retrato de la noche a veces tenebroso, pero tendiendo casi siempre al hedonismo y la diversión. En este otro ‘Night Life’, el sexto disco de The Horrors, se hace de nuevo un retrato de la noche, pero, como imaginaréis, bastante distinto. Sí comparte, en cambio, el no ceñirse a un lado concreto, y no ser (pese a que en este caso podamos pensar que va a ir en esa dirección) algo tenebroso. ‘Night Life’, de hecho, combina como ningún otro disco de The Horrors su faceta más oscura y la más luminosa, sin que ninguna de las dos se sienta forzada.
Es el primer álbum de estudio de la banda desde 2017, habiendo lanzado en estos años solo los EPs industriales de pandemia, y es también el primer trabajo sin Tom Furse y Joe Spurgen, y con nuevos nombres en la formación: Amelia Kidd de The Ninth Wave y Jordan Cook de Telegram se unen (como teclista y batería respectivamente) a Faris Badwan, Rhys Webb y Joshya Hayward. Ambas cosas podrían haber desembocado en algo malo, tanto porque el público se haya olvidado de ellos (casi diez años, sumándole que algo previo a la pandemia nos parece aún más lejano) como porque los nuevos miembros no encajen con el grupo, y la ausencia de los anteriores se note demasiado. Respecto a lo primero, habrá que ver cómo funciona este regreso; respecto a lo segundo, es todo lo contrario.
El propio Faris Badwan, en entrevista con nuestro medio, reconoce que añadir a Cook y sobre todo a Kidd ha sido clave y que, junto a la producción de Yves Rothman (a quien conocemos por su trabajo en Yves Tumor, pero también con Kim Gordon o girl in red), ha llevado a la banda a explorar nuevos terrenos más que nunca. Y eso que hablamos de un grupo que ha pasado por el punk, el shoegaze, el industrial o incluso el rock de estadio. Pues bien, todos los The Horrors posibles están en este disco, junto a un punto nuevo, de manera que puede decirse que es también una buena manera de empezar a conocerles si nunca les has escuchado: si no te gusta ninguna de las facetas vistas aquí, probablemente no te va a gustar el grupo. Pero es que es difícil que eso ocurra porque no hay canción mala. Quizás ‘Trial By Fire’ es la más formulaica, aunque igualmente encantará a quienes devoraron sus EPs industriales, y ‘When The Rythm Breaks’, cuya melodía recuerda a un ‘Adestes Fideles’ ambient, puede parecer menos compacta y más cercana a la curiosidad.
Sin estar mal, sí son lo más flojillo. Pero todo lo demás podría estar en el apartado “lo mejor” que os dejamos al acabar las reseñas. ‘More Than Life’ es una buena muestra de lo bien que les sienta el shoegaze, ‘Silent Sister’ es la hermana guapa (guapísima) de ‘Trial By Fire’, ‘LA Runaway’, la más accesible, nos lleva a unos terrenos entre Simple Minds, The Cure y The War On Drugs, y la deliciosa electrónica de ‘The Feeling Is Gone’ al mejor TR/ST, a quien también nos recuerda ‘Lotus Eater’, con una construcción de atmósfera magistral. Por su parte, el lead single ‘The Silence That Remains’ es un buen resumen de lo que vas a encontrar en el álbum (con un maravilloso outro), y ‘Ariel’ es directamente uno de los mejores temas de su discografía.
Las atmósferas de todos ellos, la atmósfera del disco en sí, es una pasada, pero la de ‘Ariel’ (que en sus primeros acordes recuerda a los ídem de ‘MERICHANE’, por cierto) se lleva la palma, nada más comenzar el álbum. Tanto la letra como la estructura del tema, con esos sintes que parecen sorprenderte en mitad de la oscuridad, apuntan, como el resto del disco, a la mezcla de euforia y melancolía que Faris admite en entrevistas haber buscado, una ambigüedad que sienta de maravilla a este trabajo, cuyas texturas levantan y te detienen según la canción, o según el momento de la misma canción. Siguiendo con lo que comentábamos antes sobre la posibilidad de que ese público de The Horrors se haya esfumado: pues sí, es posible. De hecho, cuando dimos la noticia de sus cuatro conciertos en España, el único comentario iba en ese sentido, “vestigios de otro tiempo”. No sé si esos fans ya no estarán, pero, desde luego, haber sacado esto como ¡sexto! disco tras veinte años de carrera les da motivos para conseguir nuevo público, y para estar por aquí mucho más tiempo.