El cantautor canadiense Yves Jarvis llega a su quinto álbum con el propósito de buscar una mayor claridad sonora. Para conseguirlo, decidió probar estructuras más convencionales de lo que solía acostumbrar, haciendo un amplio uso de ganchos y estribillos. Además, hay una evidente intención de depuración estilística, de atrapar lo máximo posible en muy poco tiempo.
A diferencia de la música mainstream, que cada vez se va acortando más por culpa de algoritmos y presiones de la industria, las canciones de ‘All Cylinders’, pese a su brevedad, no buscan un viral en TikTok ni más reproducciones en Spotify, sino que responden a una elección 100% artística. El álbum completo dura tan solo 26 minutos, pero está cargado hasta los topes de ideas y géneros. Basta con una escucha activa para darse cuenta de que es un trabajo complejo, a menudo camuflado con una levedad engañosa gracias a sus melodías accesibles. Cada canción en ‘All Cylinders’ está repleta de giros impredecibles y detalles inesperados.
‘The Knife In Me’ parece un animado corte funk hasta que se transforma, de manera muy orgánica y sin brusquedad, en una balada folk de tintes sesenteros. El folk psicodélico del principio de ‘I’m Your Boy’ va mutando progresivamente en un pop rock tipo Beatles. Las primeras notas de ‘Warp and Wolf’ se acercan al country pero no tarda en asentarse en el rock & roll clásico. O al menos en su mayor parte, porque las canciones de Jarvis nunca llegan a asentarse del todo en nada concreto, son escurridizas y juguetonas.
Las mejores, sin embargo, son a menudo las más tangibles -para los estándares del artista-, como ‘Decision Tree’, el tema más pop de proyecto, muy en la línea del R&B guitarrero de Mk.gee y Dijon, por poner referentes actuales. También destacan ‘With A Grain’, la apertura del álbum, que es una sólida y muy agradable muestra de rock jazzístico, y los números soul de la delicada balada ‘All Cylinders’, y la más psicodélica ‘Gold Filigree’.
Mediante producciones muy cuidadas y exclusivamente compuestas por él, Yves Jarvis entrega más protagonismo a su voz y las letras que nunca. Él mismo cuenta que nunca se había considerado un cantautor como tal hasta este disco, ya que en su música lo principal eran los experimentos sonoros. En ‘All Cylinders’ ha logrado equilibrar ambas cosas sin perder un ápice de autenticidad, demostrando que su arte es polifacético. Su sello autoral permanece intacto a lo largo de las doce pistas que componen un trabajo tan accesible como esquivo, tan ligero como denso.