Parece impensable ahora, pero ‘The White Lotus’ empezó siendo un “plan B” de HBO. En plena pandemia, la plataforma buscaba ideas que encajasen con la marca, pero que pudiesen rodarse respetando las restricciones del COVID – y, por supuesto, que el virus no estuviera presente en la trama. Quién les iba a decir que esa miniserie prevista para servir poco más que de intermedio entre éxito y éxito iba a acabar convirtiéndose en eso: un éxito. Un éxito tremendo y uno de los pocos que no involucra sagas, adaptaciones ni demás parafernalia. Aunque la primera temporada fue más de nicho, la segunda temporada fue sumando adeptos, y la tercera se ha vivido ya desde su inicio como una serie mainstream. El último episodio de la tercera ha sumado un 50% más espectadores que el último de la segunda (no digamos ya de la primera), y alcanza cifras que pueden ir mirándose de tú a tú con gigantes como ‘La Casa del Dragón’.
No estaba claro que fuese a funcionar tan bien esta tercera tanda, ojo. Se repite la ambientación en un resort de lujo, en este caso en Tailandia, y se repite la estructura, pero no sabíamos hasta qué punto iba a afectar la ausencia de Jennifer Coolidge, la máxima representación de la serie, y el primer episodio de la tercera temporada se recibió de manera más bien fría. Esto último, en cierta manera, no ha cambiado mucho: las audiencias son tremendas, pero echando un vistazo a las redes estas semanas parecía que ‘The White Lotus’ se hubiese convertido de repente en un bodrio. Muchas de esas críticas tan extremas parecen haber olvidado qué serie es ésta, reduciéndola a una especie de “misterio con memes”, quizás como consecuencia de esa entrada en el mainstream actual, dominado por la gratificación instantánea y los códigos tiktokeros. ¿Explicación pedante? Puede ser. Pero el propio creador de la serie parece estar de acuerdo, en unas sorprendentes declaraciones en las que afirma estar “haciendo edging, y si el espectador no quiere que le haga edging, ¡que se vaya de mi cama, coño!”, para terminar con un tan innecesario como impagable “no seas un pasivo mandón”.
Desde luego hay que detenerse en Mike White (creador, director y guionista), responsable de lo bueno y de lo malo en una de las pocas series realmente autorales que podemos encontrar. Por un lado, lo del edging y demás no quita que esta temporada haya sido quizás la más floja, y que existan varios aspectos que limar de cara a la confirmadísima cuarta. No tanto en el misterio, sino en la construcción de personajes, por lo general mucho más fina en las anteriores, y que aquí se resiente especialmente en algunos que de tanto dar vueltas resultan algo unidimensionales, como el de Jason Isaacs, el de Walton Goggins y, sobre todo, la subtrama de la cantante Lisa y su enamorado Tayme Tapthimthong. También, aunque en menor medida, los hermanos Patrick Schwarzenegger y Sam Nivola con su cacareada trama. Quizás el hecho de que haya dado tanto que hablar se debe también a ese salto al mainstream de la serie, y a una cultura audiovisual como la actual, que es sex-negative y por dentro guarrísima. O quizás es que estos días estoy leyendo ‘El cordero carnívoro’ y, a su lado, estos hermanos parecen de ‘Dora La Exploradora’.
Por otro, Mike White vuelve a lucirse con una crítica ácida y divertidísima de las clases sociales, del individualismo incluso cuando se disfraza de lo contrario, de nuestras visiones de la pareja, la familia y el sexo, de las expectativas en la vida adulta y si la amistad de juventud puede sobrevivir a ella, etc. Para todo esto, aparte de su magnífico guion, White sabe que es esencial el reparto, y vuelve a armar un “más estrellas que en el cielo” con actores que aceptan bajar su caché para estar en una serie con un reparto tan coral. El espíritu de Jennifer Coolidge se reencarna dividido en dos personajes que a su vez tienen rasgos propios, el de la ‘reina indie’ Parker Posey y el de Aimee Lou Wood (‘Sex Education’), además de ser nombrada por los personajes de Nastasha Rotwell y Jon Gries, que regresan. Aunque quizás lo mejor esta temporada es el trío de amigas formado por Carrie Coon (quienes flipéis con ella aquí, ved ‘The Leftovers’), Leslie Bibb (‘Popular’) y Michelle Monaghan (saga ‘Misión Imposible’), junto a la estelar aparición del ganador al Oscar Sam Rockwell. En definitiva, hay ‘The White Lotus’ para rato, y hay talento de Mike White para rato, aunque en esta aventura por Tailandia haya brillado menos.