Manuel Liñán, el bailaor y coreógrafo granadino, conocido por desarrollar una carrera en la vanguardia del flamenco, es noticia por haber sido objeto de una serie de violentos ataques homófobos en redes sociales, a raíz de un vídeo en el que aparece actuando con bata de cola y mantón.
“Vicioso, enfermo, degenerado” o “De horror ver a este maromo de esa guisa” son algunos de los mensajes dirigidos a Liñán que podían leerse en la sección de comentarios de la página de Deflamenco.com en Facebook entre el sábado y el domingo pasados. Fueron más de 500 comentarios, la mayoría de ellos ataques homófobos, que la periodista Mercedes L. Caballero recopiló para exponer lo ocurrido en un artículo de El País, antes de que la publicación de Deflamenco.com fuera eliminada debido a la violencia de los comentarios.
En el vídeo que originó tales reacciones, Liñán bailaba con bata de cola en los Teatros del Canal de Madrid, dentro del II Festival de la Guitarra.
A raíz del artículo de El País, Liñán ha denunciado públicamente los ataques a través de su perfil de Instagram, afirmando que, aunque en general se ha sentido muy querido por la crítica, el público y la afición flamenca, cree conveniente exponer a su audiencia este “lamentable reflejo social que vivimos a día de hoy, quizás por una minoría cargada de odio y homofobia”. Además, señala que no es la primera vez que recibe ataques de este tipo en redes sociales.
“Con profunda tristeza, me veo en la necesidad de denunciar públicamente los ataques homófobos que he recibido tras la publicación de un vídeo en el que aparezco bailando con bata de cola y mantón”, señala en su publicación de Instagram. “El vídeo, grabado el pasado día 27 en los Teatros del Canal de Madrid, fue parte de una colaboración artística junto a mi querido Manuel Valencia. La grabación fue publicada en Facebook por Deflamenco.com, pero tuvo que ser retirada debido a la violencia y el odio que se desataron en los comentarios. Lamentablemente, no es la primera vez que enfrento este tipo de ataques en redes sociales». A pesar de que siempre me he sentido profundamente querido y respetado por el público, la crítica especializada, la prensa y la gran mayoría de la afición flamenca, he creído conveniente mostrar este lamentable reflejo social que vivimos a día de hoy; quizás por una minoría cargada de odio y homofobia”.