«No sé si puedo penetrar en el mainstream. No sé si quiero». Estas declaraciones de SPELLLING, expresadas en una entrevista con JENESAISPOP, revelan un anhelo de la artista por escalar profesionalmente. En la entrevista, SPELLLING muestra cierta insatisfacción por su actual lugar en la industria, y se pregunta si su música tiene el poder de llevarla más allá de su posición actual.
‘The Turning Wheel‘, el tercer disco de la californiana Christya Cabral, recibió unánimes elogios, pero no convirtió a la artista en una gran vendedora de discos y entradas. En su cuarto álbum, SPELLLING propone un rebranding: ‘Portrait of My Heart’ es un disco de rock. Eso sí, este «corazón» aún está enamorado del drama y el misterio. Es un disco de SPELLLING al fin y al cabo.
Cuenta Cabral que ‘Portrait of My Heart’ es un disco «sobre el amor, la intimidad, la ansiedad y el aislamiento». No hace falta que cuente -aunque lo ha hecho en entrevistas- que este también es el disco de una artista que consumió música de System of a Down, Radiohead o No Doubt durante la adolescencia. Una adolescencia marcada por la sensación de no pertenecer a ningún lado.
Si la pista titular de ‘Portrait of My Heart’, con su grito desesperado «I don’t belong here», es el ‘Creep’ de SPELLLING, aunque la referencia no es intencional; el disco se cierra directamente con una versión de ‘Sometimes’ de My Bloody Valentine. Por suerte, SPELLLING la adapta a su terreno, en lugar de reproducir su sonido sin darle una vuelta.
El terreno de SPELLLING es el del misticismo y el teatro. Uno de sus talentos es escribir melodías, y gracias a ellas las canciones de ‘Portrait of My Heart’ se sostienen, más que las de muchos grupos que son mucho ruido y pocas nueces. Pero una estudiosa del rock de los 2000 sabe que las melodías estaban al frente de los hits que todos recordamos. Acorde a la reinvención guitarrera y a la inmediatez de las canciones, las letras de ‘Portrait of My Heart’ son claras y directas.
Los toques orquestales de la SPELLLING que recuerdas están presentes en ‘Portrait of My Heart’, aunque son menos obvios y suenan prácticamente escondidos debajo de las capas de guitarras y distorsiones. Tanto que estas pueden distraer del hecho de que ‘Destiny Arrives’ suena como una canción de Disney. La fantasía de ‘The Turning Wheel’, o incluso de ‘Mazy Fly’, asoma vagamente en ‘Keep it Alive’, una de las pistas destacadas, pero pronto la urgencia pop-punk de ‘Alibi’ y ‘Waterfall’ se impone en un álbum que se atreve a zambullirse en la oscuridad nu-metal de System of a Down en la rugiente ‘Satisfaction’.
En un buen disco de rock que cuenta con la colaboración de Rob Bisel, productor de SZA, y con Psymun, productor de Yves Tumor, a la producción, destaca por necesidad la incursión jazzy en ‘Mount Analogue’, que cuenta con la colaboración vocal muy bienvenida de Toro y Moi, vecino de SPELLLING y ahora también amigo. Además, Pat McCrory de Turnstile toca la guitarra en ‘Alibi’, aportando textura a un disco que no se adentra en las locuras sónicas de Yves Tumor, pero que recorre diversos estilos de rock con gracia y estilo.