Han pasado 18 años desde que Miles Kane se dio a conocer con The Little Flames y 17 desde el maravilloso disco de debut The Last Shadow Puppets, su dúo con Alex Turner. Y Kane sigue fiel a su personaje y su música: el dandy un tanto kinki dedicado al pop-rock británico de los sesenta y setenta. Como si no existieran las décadas posteriores.
En ‘Sunlight In The Shadows’ Kane sigue su senda más o menos inmovilista; es un artefacto de lo más retro y vintage. Lo que viene siendo Kane, vamos. Pero, como él, también es resultón: su estupenda, británica y viril voz, riffs molones por doquier, copiar sin vergüenza… Esta vez con ayuda de otro que sabe hacer de lo retro lo suyo: Dan Auerbach de The Black Keys, que no se limita a producir: también toca, hace coros y edita el disco en su sello Easy Eye Sound. La complicidad entre ambos se nota.
El Inicio con ‘Love Is Cruel’ remite a la grandeza de los Puppets. Grandilocuente y con toques de Spaguetti-Western: es agradable, es retro, es sugestiva y tiene el punto justo de arrebato. Pero enseguida, más que a los Puppets, parece que te haya saltado el reproductor a algún tema de T-Rex. ¿Esta no era del ‘Electric Warrior’? Casi: es ‘Electric Flower’ de Miles Kane, suplantando a Marc Bolan. No llega a la brillantez de Bolan, claro. Pero colar cuela: es sexy y graciosa, como las dos siguientes, ‘Sunlight in the Shadows’ y ‘Coming Down the Road’.
Todo el disco es una dicotomía. Una de cal (Marc Bolan) y otra de arena (pop sesentero y sentimental, como en ‘My Love’). Miles el chulo vs Miles el romántico.
No todo es tan monolítico; incluso hay recuerdos a los Beatles de ‘Abbey Road’ en ‘Sing a Song to Love’. Cuando estás a punto de saturarte de chulería, se pone romanticón de nuevo en ‘Always In Over My Head’, sedosa, bachariana y hasta con un clavicordio. Pero en ‘Blue Skies’ vuelve a la carga. Los ligeros vientos y el falsete de ‘Without You’ son de los que hacen cosquillitas.
Al final, por eso, a la altura de la canción 10, ‘Slow Death’, acabas un pelín harta de tanto revivalismo y piensas si no es mejor ponerte ‘The Slider’ por enésima vez. Quizás el estribillo levemente emocionante de ‘I Pray’ ayuda a no pedirle la hora a Miles.