Por qué Sidonie ha esperado a su 12º lanzamiento para escribir un disco en catalán es un misterio que ni el grupo sabe explicar. Simplemente, el trío de Marc, Axel y Jes ha seguido su propia intuición. Puede que un grupo como Sidonie se lo pueda permitir. Puede que el mercado esté más receptivo que nunca a propuestas diferenciadas. Puede que su debut en Sonido Muchacho lo mereciera. O puede que nada de esto sea reseñable (Manel ya eran número 1 en España cantando en el mismo idioma, ahora Oques Grasses superan a Coldplay en venta de entradas).
El cambio de lengua ha sido crucial en la escritura de Ros, que ha recuperado recuerdos de su niñez y juventud, ya que cantar en catalán le ha hecho conectar de nuevo con aquel niño que apenas usaba el castellano cuando estudiaba en un colegio de Sarrià. ‘OVNI 84’, por ejemplo, recuerda cuando, a los diez años, avistó un «objeto volador no identificado». En el fondo, es una historia sobre la ilusión y la imaginación.
Afirma que las palabras le salen más dulces porque el catalán le resulta una lengua más «redonda» y suave. Por este motivo, las canciones de ‘Catalan Graffiti’ se ocupan del amor sin más pretensión. «He visto las ciudades y las noches, pero solo cuando me miras siento que ya me puedo morir», canta Marc en ‘Ets Itàlia’. ‘Sismologia’ se aferra al amor en medio de la catástrofe: «Quédate a mi lado mientras todo se hunde».
Algunos conceptos son tan simpáticos como el de ‘Els Beatles’, que ironiza sobre la negativa a establecer una relación romántica con alguien que no aprecia a la legendaria banda británica. Y ‘Boda’ es la historia de unas nupcias envenenadas inspirada en las canciones narrativas de los Everly Brothers y en sus armonías.
Las referencias de ‘Catalan Graffiti’ no tienen ni trampa ni cartón, como demuestran portada del disco y título, un pastiche de la Velvet, La Trinca y ‘American Graffiti’ que utiliza la berenjena como símbolo de catalanidad. Las canciones, tan melódicas como siempre, reproducen el sonido de los grupos a los que admiran, de forma tan evidente como ‘Et puc odiar molt més’, que en los directos fusionan con ‘Just Like Heaven’ de The Cure. Para su asombro, casi nadie la reconoce.
The Smiths inspiran abiertamente ‘Ets Itàlia’, Els Pets ‘Cançons que maten’ y los Beach Boys surferos marcan la mejor canción del disco, ‘Baby, Baby’, que merece el éxito de ‘Carreteras infinitas‘. Las guitarras optimistas de los ochenta y noventa -un poco R.E.M., un poco Go In-Betweens, un poco La’s- construyen un repertorio de Sidonie alegre y desenfadado que en ‘Sé’ retrata el desconcierto ante el mundo y en ‘El cap ple d’ocells, la rebelión adolescente.
Es manifiesto el concepto de ‘Catalan Graffiti’ basado en el pastiche, desde portada a contenido musical. A veces, canciones como la garajera ‘Mentida’ tiran de fórmulas muy usadas, pero Sidonie se sale con la suya gracias a su habilidad para escribir melodías efectivas. Ahí se nota que son deudores de sus influencias en el mejor de los sentidos.