Musgö canta para «seguir brillando». Para «ser la luz que la grieta está atravesando». La última canción de su tercer disco, un ‘Rezo de protección’, explica la razón de ser de este proyecto. ¿Cuáles son las amenazas, las cosas que nos pueden hacer dejar de «brillar»? Mar Gabarre comienza este mini álbum hablando nada menos que de la muerte.
‘Bulería de la Santa Muerte’ versa sobre dioses que han sido la personificación de la muerte o los guardianes de la misma (Tanatos, Anubis). Continúa con ‘Perdiendo el brío’, sobre la absurda competitividad que afecta sobre todo a las mujeres, a «hermanas que se arrastran por aplastar a la de lado, que solo quería cantar». La franja de Gaza aparece en ‘La pitón’, pues Musgö proviene de una familia tan interesada por el arte como por el activismo. La música es el medio de luchar contra todo eso, o aprender a soportarlo.
Si ‘Veneradas y temidas’ reincide en su gusto por los dioses, en este caso las diosas en honor a Astarté, diosa fenicia relacionada con Cádiz, con la que ha sentido una conexión especial por su feminidad feroz; ‘Toma de tierra’ lo hace en la música como refugio. Aquí Musgö lo que quiere es bailar. Lo cual nos lleva a otro de los cometidos de este tercer álbum.
La artista, que comenzó cantando en inglés dado su gusto por artistas como Björk
o los Carpenters, además de una estancia en Londres en la que se empapó de trip hop, ha acabado abrazando su acento gaditano. Su último objetivo ha sido quitarse el sambenito de ser «la del arpa«, el instrumento que siempre la ha acompañado. «Dejar de ser un hada de «fairy tale», «liberarse de esa languidez» porque su «arte no es lánguido».El objetivo se ha cumplido por completo en un álbum que no es lánguido para nada, que abraza el rap y la música electrónica, hasta el punto de que a menudo se te olvida que el arpa está ahí. Sus fraseos fluyen en ‘Perdiendo el brío’, que además de presentar cuerdas mimadas, se entrega a los ambientes propios del hip hop de los 2000, y lo mismo ocurre en ‘Toma de tierra’.
Por otro lado, lo mejor de estas canciones es cómo ‘La batalla de los cisnes‘ se entrega al trance además de a Tchaikovsky, o cómo ‘La pitón’ tiene sutiles detalles cercanos al drum&bass. Es como si Delaporte estuvieran detrás de la producción, que Musgö ha desarrollado junto a Ramiro Gómez. ‘La grieta’ no pierde el encanto de «fairy tale», es fiel pero no esclavo del arpa, y afianza con mejor gusto las muy diferentes vías de expresión que ya se habían ido dejado caer en ‘Open the Gate’ (2019) y ‘Un sendero‘ (2023).