Enrevesado y algo subrayado filme de suspense con Nicole Kidman y Mia Wasikowska que el director Park Chan-Wook convierte en experiencia sensorial total.
Que se muera un actor siempre es una mala noticia. Que lo haga un símbolo por el que sentíamos algo más que admiración, una putada. Adiós, Alfredo Landa.