El segundo volumen de esta vasta obra colaborativa supone otra buena reivindicación del maestro francés de la electrónica, si bien cae en la irregularidad de este tipo de discos.
Pese a las letras, Miss Caffeina entregan un disco electrónico, corto, sin baladas y lleno de temas hedonistas. Es decir, lo que queríamos que fuera 'Day & Age' y nunca lo fue.