No sé qué me ha pasado esta tarde, yo que, como diría mi abuela, muchas veces por molestar ni hablo. He tenido que sacar dinero; había que entrar dentro de la oficina,y, allí dentro, había tres cajeros. Procediamos a entrar cuatro personas a la vez, una chica joven, un matrimonio y yo. Pues la tia joven se nos adelanta, y cierra la puerta con pestillo, dejándonos a los demás fuera estando el resto de cajeros vacíos. He montado en cólera y me he puesto a dar palmadas en el cristal, la gente se giraba y todo para mirarme. Pues la tia asquerosa vuelve, abre la puerta, y le digo en tono borde: ¿no ves que son tres cajeros? que cierres por la noche vale, pero, ¿en pleno día? y tienes la cara de dejarnos aquí cuando veníamos justo detrás tuyo. Pues me contesta, es que me dais mucho miedo, así que entrad vosotros, que yo me salgo. Y yo le contesto, eso, sal fuera, anda, que te dé un poco el aire. Pensaba que me diría de todo, pero no, se quedó callada y se fue a esperar fuera. No me he reconocido a mi mismo.