Acabo de ver "El agua" y he salido un poco confuso, la verdad. La mezla de tonos y formatos (ahora un relato de amor de verano, ahora cine social, ahora drama fantástico, ahora documental etnológico, ahora denuncia feminista, ahora imágenes anónimas de móvil) no le ayuda para nada, más bien al revés, la convierte en un batiburrillo un poco deshilvanado. Pero la voluntad de la directora de hacer una opera prima diferente y honesta creo que salva bastante los muebles. Luna Pamies está magnética y Alberto Olmo es bellísimo, creo que son noveles y no profesionales ambos, y están muy en su sitio.