Creo que era Woody Allen quien decía que el trabajo es una intromisión en nuestra vida privada, y esta película ha venido a demostrarlo. Trata sobre una pareja aparentemente ideal que trabaja en la misma oficina de Wall Street, hasta que un día a ella la ascienden y a él no, y eso genera sutiles roces en su relación que van in crescendo_ hasta que caen las caretas y vemos qué par de gentuzones son los dos (estupendos Phoebe Dynevor y especialmente Alden Ehrenreich). Hacia el final, por momentos la cosa se desmelena y se va de madre, buscando más el oyoyoyoy que la credibilidad. No diré que desbarra porque la directora no tiene intenciones de rodar un drama sobrio y contenido sobre la crisis de pareja. Ella ha venido a jugar y a pasárselo bien; su referente es antes el sexythriller tipo Acoso que Glengarry Glenn Rose, y mira, me parece bien. La verdad es que le ha quedado una peli bastante entretenida.