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Tenía las expectativas muy altas y no me ha defraudado. Visualmente es una gozada; esa ambientación de ciudad alemana a mediados del s. XIX, la plaga y los bosques nevados de los Cárpatos, los colores desvaídos y las influencias del expresionismo. Luego la narración es como un sueño febril, muy arriba todo el rato, lo suficientemente fiel a la novela pero a la vez no se siente que estás viendo lo mismo de siempre otra vez. Es muy distinta a la de Coppola, menos barroca y pop, también menos romántica pero más terrorífica y con más peso en los personajes secundarios. También es muy diferente a la de Murnau (la de Herzog no la vi aún). El diseño del vampiro no tiene nada que ver con esas películas, pero a mí me ha convencido. Orlok es repulsivo y amenazante, tiene bastante del Vlad original y me ha gustado la voz de Skarsgard aunque habla a un ritmo como si tuviera toda la eternidad para decir sus parlamentos. Tanto él como Lily R Depp, y el Renfield de turno, están pasadísimos de rosca durante toda la película, al borde del histrionismo. Bueno, el histrionismo es un puntito en la lejanía para ellos. Pero me ha gustado especialmente el personaje de ella, en plan loquita intensa a la que Orlok visita en sueños desde niña cual Bob a Laura Palmer. Depp y la palabra contención no van nunca en la misma frase, pero aquí me parece todo un acierto. Y luego está Aaron Taylor-Johnson, que sale con chistera y mostacho y mira, me caso. Me caso con él en cualquier época y con cualquier look. Seré capaz de ver Kraven solo por él. Pero a lo que vamos, que Nosferatu me ha gustado mucho. No es para todo el mundo, pero si te gustan el terror gótico y las ambientaciones preciosistas, esta es tu película. Meri Cheli le daría sus dieses.