Empiezo a creer que tienes que tener determinada edad, o al menos determinada experiencia vital, para entender La gran belleza. No es cine narrativo al uso pero eso no significa que no sea del mejor cine que se ha hecho este año. Yo me siento incapaz de explicarla, le he dado mil vueltas y no sé, pero me gusta precisamente porque no puedo analizarla. Debe ser la primera vez que voy al cine en mucho mucho mucho tiempo que me olvido de analizar y simplemente me dejo llevar y sentir. Y yo, que nunca lloro, me descubra haciéndolo al final de la película sin entender por qué me da razón suficiente como para tenerla entre mis favoritas. Esta peli no es de ver en casa ni bajada, sino de ir al cine sin que móviles o teléfonos o conversaciones interrumpan la experiencia. Es demasiado.