Es curioso, pero lo razonado, lo empírico, sobrevive más y mejor, a la larga, que lo emocional.
Me resulta curioso ver cómo, por un lado, le das tanto peso a algo tan volátil. Y sobre lo que además sostienes, en apariencia, su inmutabilidad.
A las emociones hay que tenerlas en cuenta, pero no hacerles todo el caso.