A mí me ha gustado mucho, la verdad. Son seis tomazos de autobiografía pura y dura donde hay mucho "entré en casa, me quité los zapatos, abrí el armario de la cocina y me preparé un café, que serví en la taza gris y fui bebiendo a pequeños sorbos", pero también grandes revelaciones sobre la familia, la madurez, la naturaleza, la creación literaria, el paso del tiempo o las relaciones humanas. Está muy bien escrito, y aunque puede pecar de ambicioso (y de estar únicamente enfocado --de manera lógica, por lo demás-- en las cuitas de un hombre blanco cis hetero del primer mundo), creo que es un buen tratado sobre lo que podríamos llamar genéricamente "el sentido de la vida". Nada menos.