Broch idkh. A Joyce lo empecé a leer de adolescente, que estaba el Ulises por casa vete a saber por qué y obviamente no entendí un carajo. Lo dejo para cuando esté mentalmente preparado.
Proust no es difícil, pero sí pesado, con esas frases larguísimas, meandro tras meandro, e ideas que dan vueltas sobre sí mismas y con consideraciones, contraconsideraciones y recontraconsideraciones sobre los aspectos morales de mirar demasiado tiempo a la Duquesa de Guermantes bajando del carruaje. Ese arrullo verbal puede ser maravilloso, pero también un poco bastante coñazo.
Libros complicados de leer, aunque gratificantes, me han resultado así que recuerde La montaña mágica de Mann; Paradiso de Lezama Lima, La saga/fuga de J.B. de Torrente Ballester; Ferdydurke de Gombrowicz o Antagonía de Goytisolo. Ya he hecho unos cuantos ochomiles, vaya, pero Ulises creo que será mi Everest.