Un día llegué completamente agotado de un viaje de curro a las mil de la noche. Me cogí mi taxi en la T4 de Barajas, y cuando entraba por la puerta de mi casa caí en la cuenta de que esa mañana había ido al aeropuerto en mi propio coche, que ahí seguía muerto de risa en el parking de la terminal.
Me moría de la risa cuando a las 00:30 me tuve que coger otro taxi de vuelta a Barajas…