Me llama mi amiga: baja, que estamos en la terraza que está al lado del parque. Yo me arreglo a toda castaña, lio tabaco, cojo mis cosas y bajo. Cuando llego, no los veo, vuelvo a llamarla por si se han movido, yo, que no os veo, ella, ¿estás ciego?, estamos sentados en la segunda mesa, y así en bucle casi casi. Resulta que estaba a kilómetros de mí, en mi antiguo barrio, que también tiene una terraza al lado de un parque.
Ya de paso, me he pillado tres cervezas para mi en un paki de camino a casa otra vez.