La segunda vez que pisé Barcelona acabé en una rave que hacían unos pies negros que conocimos bebiendo por ahí en una fábrica de pinturas abandonada en un barrio qu creo que llamaba la paz. Sólo recuerdo que mi vida estuvo en serio peligro al menos dos veces.
La primera vez, estuve de bares maricas que ni recuerdo, nos metimos en algún arena y un cocainomano de Tenerife me ofreció 'toda la coca que quisiera y más' a cambio de que le lamiera el rabo. Sin rodeos.
Por eso necesito que mis jenis me saquen a sitios bonitos, porque me imagen de la noche condal es nefasta.