una vez me fui de campamento dos semanas y en la casa había un teléfono que si no le echabas monedas podías llamar igualmente pero solo podías oír tú, el otro recibía una llamada en silencio. Recuerdo que cada dos días o así marcaba mi número y contestaban mi padre o mi madre y ya con eso aguantaba un poco más, aunque colgaran después de preguntar dos veces ¿Quién es?