A ver, repartíos:
Como había observado el primer rey Daeron, había tres tipos de dornienses. Estaban los dornienses de la sal, que vivían a lo largo de la costa; los dornienses de la arena, que habitaban en los desiertos y en los valles de los ríos, y los dornienses de la piedra, que tenían sus moradas en los pasos y las cumbres de las Montañas Rojas. Los dornienses de la sal eran los que tenían más sangre de los rhoynar, y los de la piedra, los que menos.
En el séquito de Doran había una nutrida representación de todos ellos. Los dornienses de la sal era morenos y esbeltos, con la piel olivácea y largas cabelleras negras ondeando al viento. Los dornienses de la arena eran más morenos todavía, con los rostros bronceados por el ardiente sol de sus tierras. Se envolvían los yelmos con largas pañoletas de colores vivos para evitar las insolaciones. Los dornienses de la piedra eran los más corpulentos y de piel más clara, hijos de los ándalos y de los primeros hombres, con cabelleras castañas o rubias y rostros que el sol llenaba de pecas o quemaba en vez de broncear.
Una de la piedra aquí