Holis. No sabía si fichar en el hilo del amor, en el del desamor o en los dos a la vez. Estos días he conocido al tío más adorable y dulce en años, uno de esos que se te cruzan en el camino de muy tarde en tarde. Es afroamericano y bailarín de danza clásica, con sonrisa permanente de bonachón y ojillos de porrero (también es posible que durante todo el tiempo haya estado colocado y que me mirara sonriendo así porque en su cabeza me veía como un duendecillo parlanchín o como Bob Esponja). Y sobre todo es muy buen tío, pero vive en USA y yo evidentemente no. Aún no he acabado de asimilar el subidón de haberle conocido y se me viene el bajón de decir adiós. Nos estamos mandando mensajes y hemos quedado en volvernos a ver, pero ya me diréis el futuro que tiene esto. Se me avecina otra fase de estar en casa lamentándome y refunfuñando en bata. De hecho ya me he puesto la bata del drama, que la reservo para estas ocasiones.