Yo la verdad es que no tengo de qué quejarme. Y eso que, a pesar de que decís que Madrid no es tan abierta como se comenta, sí que lo es en comparación con otros sitios de tamaño similar, y qué decir de los que vivimos en ciudades pequeñas/pueblos grandes. En familia es algo bastante tabú, somos una familia pequeña; mi madre no lo asume demasiado, mi padre no lo sabe pero porque apenas tengo trato con él y más que nada, para un año que me queda de dependencia económica, paso de montar ningún cristo teniendo el antecedente de mi madre. Respecto a la autoaceptación pues fue algo precoz, más que nada descubriendo que cuando "exploraba conmigo mismo", la imagen de una mujer no tardó en dejar de excitarme, y si la de un hombre desnudo; y claro, al haber estudiado la primaria en un colegio religioso, no entraba dentro de ningún esquema pre-establecido, con lo cual pues me odiaba bastante a mi mismo por no ser "normal".
Luego llegó el instituto, que entré en 3ºE de ESO. La verdad yo era bastante infantil e inocente para el panorama que me encontré en mi clase (que no en el resto del instituto). En el instituto no lo pasé mal por ningún tema relacionado con mi supuesta o no orientación sexual, quizá por que los blancos fáciles eran otros, y yo, cuando se metieron conmigo, fue por el hecho de ser "el nuevo" y el "empollón" en 3º de ESO y no por mi más que evidente pluma (yo ya me confesaba fan de Kylie, adoraba hablar de los vestidos de Gwen Stefani, y mi tono de yavoy era Like a prayer), y aunque no era empollón, sí destacaba con la mediocridad que había en esa clase en particular . También yo nunca bajé la cabeza ante insultos o amenazas y pensaba que si al llegar no tenía amigos en el instituto, no tendría por qué hacerlos a base de pelotillear y callarme ante la "chistosidad" de los malosos; y respondía hasta el extremo de tener llegado a las manos en plena clase y expulsión de la misma. Los colegas que me hice al principio era lo mítico de "sí, nos caes muy bien, pero si el maloso se mete contigo, no me meto que aún se va a meter conmigo", así que , de superficialistas al río, me asilvestro un poco (aunque conservado aires infantiles de frikeza) y me dejan en paz... o no me dejan en paz y me la sopla aún más.
Los amigos de verdad que hice en el instituto los hice más bien ya terminándolo, y con ellos y mi hermana fue con los que sí salí del armario. También me ayudó que, dos días después de decirselo a una amiga por primera vez, otro amigo mío salió del armario, y todos los miedos que yo tenía a salir del armario los reprodujo él: "Soy gay, pero no quiero que te parezca mal ni me dejes de hablar por esto... Por favor no se lo digas a nadie..." ... primero fue shock porque nunca me lo esperaba, pues él era el terror de las nenas, y segundo fue alivio por pensar "No soy el único.", y le respondí "No te dejaría de hablar por eso; o sea, esto no cambia nada. Eres mi amigo" pero no sé por qué, pese a su revelación, no tuve el valor en ese momento para confesarle que yo también... Ahora lo veo un poco estúpido, pero de aquellas pues tenía miedo, o incluso creí que me estaba puteando para que yo se lo confesase a él también... En fin, me gustaría mucho hablar con mi yo de 17 años ahora mismo xD
Happy ending para una historia no triste... más bien mediocre.