Dela, Caine acabo de leer el artículo y para mí es un poquito de todo. Todos somos muchas cosas a la vez y aquí se habla (mucho) de su labor en la congregación, sus intereses y aficiones. Y habrán más aspectos que lo hagan único, si se permite la obviedad. Leerlo me da incluso más pena si cabe por la pérdida. Pero noto "echar bolas fuera", y no sé si el sesgo es mío o del artículo.
Buff, me da palo llamarlo ex porque ahora somos buenos amigos, pero tuve un novio brasileño. Hace... más buff aún. Es de Sao Paulo, para más choteo (de la provincia, no de la ciudad, ojo) y muchas de las cosas de la vida de Samuel resuenan en su historia. En América del Sur el catolicismo ha perdido la batalla en algunos países. Brasil es un ejemplo. La mayoría son evangélicos (yo bromeaba con el ex, lo llamaba "protestante" porque protestaba). Son tan homófobos o más que el católico, no han mejorado precisamente. Hace unos años Brasil era el segundo país del mundo en asesinatos por LGTB fobia (el primero creo que es México). No me extraña la actitud del padre. Para nosotros está claro que no había aceptado del todo esa parte del chico. Y es normal, quiero decir, para los padres también es un proceso. Si encima está vinculado a alguno de estos cultos que nos quieren tanto... Pero cuando lo describe ¿a que se nota ese vacío que lo no se quiere hablar? Es el elefante en la sala de estar. En su casa se sabría o sospechaba pero era el típico "no preguntes y yo no responderé" .
Mucha pena, la verdad. Llevamos toda la semana y no se va el bajón...