Lo siento, @Lagarterana, pero no. Ejemplo vivido en mi propia persona: Cuando mi madre supo que su hijo era maricón, decidió que aquello no era algo admisible. Un hijo que durante casi 20 años no le había dado ninguna guerra, un hijo estudioso, callado, amable, respetuoso; de repente le decía que le gustaban los hombres. Ah, no, eso no, eso no se puede aguantar. Y durante meses me despreció, cómo era posible, con lo listo que eres, cómo puedes dejarte convencer, qué van a decir los vecinos, preferiría que fueras yonqui. Meses hasta que un día se me hincharon los cojones y acudí a la única persona de la casa cuyo criterio respetaba, que era mi padre, a quien le pedí que la callara, que no me insultara más.
No voy a ser comprensivo con quien conmigo no lo es. No se me puede pedir mano izquierda para quien no tiene ninguna conmigo. Vivo en el mismo mundo que los demás, y veo lo mismo que el resto. ¿Por qué debo ocuparme yo de la parte que les toca de reflexión, de prestar atención a lo que les rodea, de ir a la raíz de todo? ¿Por qué he de tener cuidado, y llevarles de la mano sin que se ofendan? Eso es problema SUYO.