Dios, con lo del coche me jiño de miedo. Un chico me contó una vez cómo una furgoneta intentó raptarlo una vez cuando era adolescente y que pudo librarse del agarrón del brazo de milagro. Te cagas.
Lo del spray de pimienta debe escocer como mínimo, porque una vez, haciendo gala de mi inteligencia, me eché desodorante en los huevos y aquello escocía horrores.