Por resumir.
La legislación europea respecto a lo que puede o no puede llevar la etiqueta "BIO" y ser considerado agricultura ecológica, es, ante todo, administrativa. No sigue criterios medioambientales, como calcular qué huella de CO2 deja, por ejemplo. Tú puedes comprar unos kiwis ecológicos cultivados en Ecuador cuyo impacto ambiental sea superior al de otros cultivados en Italia. Pero estos últimos no recibirán el sello ecológico.
Desde mi perspectiva, cuidar el medio ambiente no es algo que se haga mirando hacia atrás en el tiempo. No es cierto axiomáticamente que la agricultura tradicional sea más ecológica que los métodos actuales. La mejora de la productividad por hectárea permitiría que menos superficie de bosque ecuatorial se arrase para cultivo. O que no se talase en absoluto, lo que me parece preferible. Es necesaria una mirada serena y sin prejuicios, que cuantifique qué efectos tiene todo el ciclo de cultivo y que procure mejorar cada aspecto, de forma que impacte lo menos posible, o de forma que pueda ser asumida por el medio. No se trata de demonizar nada, sino de ser sensatos.