En mi caso, estoy de vacaciones en un sitio con playa y arrozales, es decir, paraíso para mosquitos. Entonces, en cuanto se va el sol, sales a la calle y te comen vivo. Ayer salimos a cenar y juro que, en el primer minuto, nos picaron, mínimo, unas tres veces a cada uno. Volvimos a casa, nos lo echamos, y después veías cómo se te acercaban, pero jamás nos volvieron a picar.