Ahora claman por la injusticia que supone que el jurado no tenga más peso que el público ¡INAUDITO! Precisamente la queja suele ir a la inversa. Cuando el público prefiere a alguien (en cualquier tipo de concurso) y el jurado se lo pasa por las bolas, decidiéndose por otro. Ahí si que se arma un drama de proporciones épicas y además, con más justificación.