Encima comiéndote unos mamoneos que ni te van ni te vienen y escuchando una cantidad de insultos machistas a la presidenta de la junta del mercado (que se escaqueó convenientemente y es cierto que ha hecho las cosas regular) que daban mucho asco, hija de puta es lo más bonito que le han dicho.
Con el que casi hay hostias es uno con el que ya las hubo hace un par de años en navidad porque no quería que se montase el árbol de navidad, cocainómano y borracho mínimo. Una pena porque tiene una ostrería muy guay con un sushi delicioso a la que por principios ya no puedo ir.
Encima me he dado un golpe tremendo con la pata de una mesa en la espinilla por andar acarreándolas (cosa que no es mi trabajo, pero por evitar líos) y ahora tengo un bollo y me duele.
En serio, mátame camión.