Lo importante, @RRP, es ser claro con tu amiga desde el principio con lo que toleras y lo que no. A lo mejor una sarten en el fregadero no te vuelve loco pero que te pregunte si vas a venir a cenar cada día para estar juntis, sí. Cuando aparece un problema, la cuestión es decirlo de manera educada, o por lo menos intentar perder los nervios lo menos posible. A poco flexible y empática que sea, se adaptará a la convivencia. Y viceversa.
De los 10 pisos en los que he vivido en mi vida, 8 eran compartidos. Y aparte de un escocés alcohólico en Edinburgh que unos cuantos días nos la lió parda, no he tenido más problemas que "porfa, si puedes recoge la cocina antes de irte a dormir" "ok, te entiendo perfectamente pero en lo sucesivo volveré a hacerlo".