Yo empecé en Tenerife con 14 años unos Carnavales, hasta los 17 era bastante imbécil y no hice algo digno de recordar aparte de polvos mal echados. Ahí un alma caritativa y mayor me enseñó bien.
De 20 a 23 tiré el listón a la basura (Erasmus y becas varias al extranjero, empecé a vivir en Madrid) y me podía haber ahorrado bastantes disgustos. A partir de los 23 senté la cabeza, con algún rebrote post-relaciones, pero ya más con la sensación de elegir relativamente bien y así hasta hoy, con 34, ya con la paternidad queriendo entrar en juego.
Y esa es mi historia, Patricia.