Pego hilo de Twitter:
No hemos hablado lo suficiente de la peña que se hizo pasar por Daddy Yankee y su crew para robar de su hotel 2.500.000 de euros en joyas. Que no los han pillao.
>Que el tema de cómo los del hotel abrieron habitaciones y cajas fuertes for free es una movida, pero no me interesa.
>Imaginaos la planificación. Esa cuadrilla en un garaje decidiendo los papeles: vosotros hacéis de guardaespaldas; vosotras, de amantes groupis; tú, de Daddy.
>Imaginad al chorizo protagonista viendo vídeos de Daddy en YouTube como un loco para fijar el acento y el gesto y afianzar el papel de su vida.
>Imaginad el día D. El vestuario. Llegar al hotel y fingir que eres el puto Julio Iglesias y que te crean. Que no tienes la llave. Tus colegas mazaos tocándose un pinganillo inexiste en el oído. Ellas diciendo «Papi, tengo sueño». El cliché y el teatro.
>Imaginad la tensión: el escenario es el mundo real. Y vas a dar un golpe como para jubilarte. Imaginad cómo os abren la caja fuerte y todavía hay que fingir un rato más. Eres Daddy Yankee. Das una propina de puta madre y te quedas en la room.
>Y luego: desaparecer. Como Keyser Söze. Cambio de vestuario. Cada uno por su lado. Nadie sabrá nada hasta que el verdadero Daddy llegue del concierto.
>Si esto ha sido así, y es mucho más divertido pensar que sí, y yo soy Daddy Yankee, os juro que mi única declaración a la prensa es esta: «Que se lo queden todo. Se lo merecen». Qué putos amos. Qué sangre fría. Qué talento.
>Un puto premio, les daba.