El Charco de San Ginés. Creo que no hay sitio mejor en el mundo para echar una noche de veranito. Hace fresco, las cucas vuelan, los botellines de Tropical son irrisoriamente baratos... Y huele a mar, que es el olor que más me gusta del mundo. Y hay un bar, Casa Ginory, donde te hacen los mejores bocadillos de pescado del universo. Todo amor.
La plaza de la iglesia de mi puebo. Si no fuese por el frÃo nocturno, que rasca todo el año, también serÃa ideal para una noche de verano... Me recuerda a los domingos de misa cuando era pequeña y ese dÃa en que una niña se metió de cabeza en la fuente y desde entonces la cercaron. Tengo un amigo madrileño que dice que podrÃa ser la plaza de Amar en tiempos revueltos
Este el cruce de la calle donde me crié y la calle en la que jugábamos. Antes estaba sin asfaltar y los coches no pasaban porque apenas habÃan casas y no tenÃa salida. Jugábamos al escondite en las obras de las casas y sufrÃamos mushÃsimos accidentes.
LZ-67. Es la carretera que rodea el Parque Nacional de Timanfaya, una de las carreteras más impresionantes del mundo. Cuando estoy de bajón, darme un paseo en coche por ahà con la musiquita de fondo, me anima un montón. Es de las cosas que más echo de menos en Madrid.
Sin ser yo nada playera, Famara es Famara. Hay que ir para apreciarla bien.
Si no tuviera un bar, me encantarÃa ser guÃa turÃstica de Lanzarote.