Britney era una estrella, pero para mà fue el hecho de verla entrando en una ambulancia tras un brote psicótico, o golpeando un coche calva y con paraguas, o paseándose medio lela por los VMA 2007, lo que la convirtió en un icono.
De hecho, le perdono estos últimos tres años en Vegas, la nula promoción y lo mediocre de su música más reciente por esos tres minutos de oro en los que se rió, voluntaria o involuntariamente, del star system, de toda la industria musical y sobre todo, de su propio personaje.
Emperaora.