Lo que yo no entiendo es cómo un concurso que se supone que es sobre la convivencia donde TODO es grabado, donde se supone qué no se puede hacer trampas, acabe siendo pues eso: un lugar donde hacer lo que te venga en gana (con más de una confidencia, seguro, entre súper y alguna concursante) con tal de que la maquinaria siga girando.
Si es así, que sean igual de francos que se supone los concursantes son con nosotros y digan las cosas como son. Sobre todo, cuando hay dinero de por medio.
(P.D: Y cuando hablo de dinero, me refiero a hechos como las no-votaciones de Ares-Aguasantas-Comán antes de que éstas se anularan, durante la media hora-seis horas-medio día que duraran. No sé si habrá devuelto finalmente ese dinero o qué).