Madonna tiene fama de no ser ninguna tonta, de haber estudiado, de tener conocimientos de historia y política y además es buena comunicadora. Salió airosa de a pregunta sobre Marine Le Pen este año en Le Grand Journal, por ejemplo.
Sin embargo, estos batiburrillos de referencias culturales la ponen a la altura de una Jessica Simpson cualquiera. Echarle quejío a un TexMex puede tener su gracia por lo ridículo, estoy seguro. Pero probablemente de darse cuenta, a la propia Madonna no le gustaría.
Luego hace/dice cosas de cateta, como el discurso sobre los gitanos en el concierto de Bucarest en el Sticky and Sweet, o el del Olympia de 2012. En esta gira probablemente también nos regale otro video-interludio con personajes históricos buenos buenísimos y malos malísimos. Pienso que eso la perjudica más que otra cosa.