@LaBecaria yo creo que le damos demasiado peso a lo de la gente expresándose; la gente podría expresarse en cualquier otro sitio.
La realidad es que las redes sociales son mucho más que eso: son un ecosistema que se basa en que la gente se exponga y el poder (político o económico, si es que existe alguna diferencia) sepa que es ahí donde toda esa vulnerabilidad está localizada, y haga con ello lo que quiera.
El mensaje no es nada si no metes el canal en la ecuación, y las redes sociales crean una ilusión de que tú, Manoli de Alicante, puedes poner que las vacunas son tóxicas y eso causa un impacto. No crea ninguno, y si lo hace, será negativo, porque
(2) todo el contenido que se expone se hace ante una masa completamente acrítica, a la que le da igual ocho que ochenta, y no distingue entre El País y cualquier blog de cualquier pajillero. Ocurre con la radicalización, pero también ha creado una cultura del consumismo absolutamente exacerbada, y podríamos hablar del impacto que tienen en la salud mental otras más frívolas como Instagram o TikTok.
Un ejemplo de que ni en el mejor de los casos han traído nada bueno es la Primavera Árabe. Lo que en otros tiempos seguramente se hubiese logrado mediante el asociacionismo, de forma más gradual y menos peligrosa para la población, saltó de la noche a la mañana gracias a las redes sociales, y un montón de regímenes dictatoriales dijeron AH SÍ? AH, y el resto es historia.
Otro sería Cambridge Analytica, las fake news y lo que se puede llegar a conseguir si las combinas con campañas de microsegmentación.
Me cuesta estructurar mi discurso sobre esto porque hay mucha circularidad, pero tengo claro que si ponemos en una balanza lo bueno y lo malo que han traído a nuestras vidas, estábamos mejor con nuestros blogs y nuestras cosas, y sabiendo diferenciar información de contenido manipulado y tonterías.
@Ignasi y no, no es lo mismo que los libros porque los libros son un medio unidireccional, no se produce interacción alguna
perdón por el tocho